No, sí a mí me parece bien que los progres hayan conquistado el espectáculo, que no la cultura. Por ejemplo, han tomado el mundo del cine: si no eres progre y, sobre todo, políticamente correcto olvídate de triunfar... y olvídate de las subvenciones que, con el dinero de los demás, ofrece Pedro Sánchez a todo aquel que está dispuesto a votarle

Y así, la Gala de los Premios Goya, celebrada en Sevilla, el pasado sábado 11, se convirtió en un bodrio políticamente correcto, con Irene montero convertida en estrella, y donde, por ejemplo, a nadie, he dicho a nadie, se le ocurrió mencionar el Sólo sí es si, no se fuera a enfadar la ministra. Miren lo divertido que fue todo.

Los vencedores de los Goya en la edición celebrada en Sevilla, fueron As Bestas, sobre todo y, en mucha menos media, Cinco lobitos. Y cuidado con la puñalada trapera del señor Muguruza, a la que se refiere, con gran acierto, un remitente de Hispanidad. 

El premio concedido 'As Bestas' gallegas me pareció estupendo porque, como recordaba la crítica de cine de Hispanidad, Juana Samanes, cuenta una historia. Estamos tan acostumbrados a que no cuenten nada que, al menos, aunque no sea más que un sucedido real, donde los malos, además, eran los renovables pues qué quieres que te diga, suena bien.

Naturalmente, suena menos bien la actitud tonti-progre de su director, Rodrigo Sorogoyen, con las uñas tintadas de la bandera trans. Pero al menos contaba una historia: eso sí, una historia real, que la imaginación actual no da para mucho, pero, a fin de cuentas, una historia, no una neura de diván de psicoanalista.

'Cinco lobitos', la segunda cinta premiada, no. No es una hsitoria, es una queja, queja feminsita, tan ridícula como cualquier discurso de Irene Montero, donde la definición de la mujer es un ser que sufre, naturalmente por culpa del hombre. Ninguna mujer inteligente se cree tamaña simpleza -todas somos buenas, todos son malos- pero la llevas al cine y te dan una Goya, o varios. El feminismo se ha convertido en una queja pesadísima, aburrida. Y el cine... también.

La ceremonia de entrega, a la medida de Pedro Sánchez: interminable reivindicación de 'causas justas', un bodrio políticamente correcto, tremendamente aburrido que hace recordar la sentencia de José Luis Garci: no soporto a esas personas que entran, ven una película, no entienden nada, se aburren como una ostra... y, por esas dos razones, repiten que se trata de una obra de arte". Pues eso.