Sr. Director:

El término “Hispanidad” es muy cuestionado hoy en día, unido a la dispar opinión que se tiene sobre la labor desarrollada por España en los países americanos. Se fija en exceso la mirada en lo material, que efectivamente fue muy importante; pero más importante aún fue lo espiritual, lo intelectual… en una palabra lo inmaterial, fruto del esfuerzo predicador de tantos hombres de Dios, movidos por su profunda raigambre misionera. Ramiro de Maeztu en su “Defensa de la Hispanidad” afirmaba que “la misión histórica de los pueblos hispánicos consiste en enseñar a todos los hombres de la tierra que si quieren pueden salvarse, y que su elevación no depende sino de su fe y de su voluntad”. Esto es puro humanismo cristiano. Es la doctrina que prevalece a partir del siglo XVI emanada del Concilio de Trento y predicada a los pueblos de habla hispana: la antropología sobrenatural de Trento que lleva al desarrollo de la concepción cristiana de la dignidad de la persona humana, es decir, al reconocimiento claro y preciso del hombre en cuanto creado por y para Dios, a imagen y semejanza de Dios.