• Esta historia no figurará en las portadas de los medios.
  • Congregación Siervas del Hogar de la Madre: otra de esas iniciativas a la que le sobran vocaciones en tiempos de sequía.
Lo primero identificar la foto. La hermana Estela es la que aparece con el dedo levantado en hábito de Trabajo y es la protagonista de mi artículo. Reparen también en la hermana Clare, guitarra en mano y que cuando escribo está crónica aún permanece desaparecida. Hablo de Siervas del Hogar de la Madre, una congregación creada por un sacerdote manchego de vocación tardía, antes profesor de instituto, en los alrededores de Garabandal, la aldea cántabra donde la Virgen se apareció a unas niñas, que se llama Rafael Alonso. Pero, sobre todo, es una de esas nuevas congregaciones a las que les surgen vocaciones sacerdotales y de religiosas y que no deja de expandirse. Se expandieron, por ejemplo, por Ecuador, para misionar. Y entonces llegó el terremoto en Ecuador, también al Hogar de la Madre. En cuanto empezó a moverse el edificio, la madre Estela, de la congregación del Hogar de la Madre, corrió hacia la capilla para salvar al Santísimo. Lo cogió y el techo se le vino encima. No le ocurrió nada, herida leve, pero la encontraron con el Santísimo en su regazo. Es una historia que no aparecerá en los telediarios. A lo mejor ni tan siquiera en las revista religiosas. ¿Comprenden ahora por qué el Hogar de la Madre tiene tantas vocaciones? Porque tienen claro que lo primero es lo primero. Eulogio López eulogio@hispanidad.com