- Nuestra televisión público-pepera es cada día más moderna.
- La prueba: la imbecilidad progresista cunde en la tele de Rajoy.
- Y bromas parte, no deja de ser la blasfemia contra el Espíritu Santo.
- Porque de lo que se trata es de legalizar el matrimonio abierto, es decir, el adulterio.
Yo comprendo que si el Padre Eterno ha permitido el
progresismo es porque algún papel jugará la Providencia que, junto a la libertad humana, rige el universo.
Sabedor de ello,
RTVE no ha dejado de publicitar (era mejor antes, cuando RTVE cobraba por los anuncios que emitía: no nos salía tan cara) una
obra de teatro muy profunda, donde el misterio dramático consiste en una pareja que practica el
intercambio de parejas. (Que conste que hetero, no vayan ustedes a pensar mal).
Naturalmente, con esa
imbecilidad tan propia de la modernidad, nos explican que el asunto -sólo cuatro veces en una crónica de minuto y medio-. Es más, ella, seguramente por solidaridad femenina, lo hace porque ve que su amiga no queda satisfecha en la cama y claro también por tener "una nueva experiencia".
Pero lo mejor es la conclusión de la cronista que nos explica -quinta vez- que la obra huye de moralismos. Por huir, huye hasta de la moral y del buen juicio.
El objetivo último de todos esos mensajes, ahora en forma de obra dramática es el mismo:
cargarse la fidelidad como condición imprescindible en todo compromiso matrimonial, sea religioso, civil o militar. Es decir, lo que se ha hecho en todas las culturas, incluidas las ateas: el
matrimonio conllevaba siempre un
compromiso de fidelidad.
Hasta ahora, si un tipo no creía en el matrimonio, es decir, en el compromiso, no se casaba y en paz. Pero no exigía un matrimonio eximido de compromiso de fidelidad hacia la pareja, un
matrimonio abierto como el de la alcaldesa de Madrid,
Manuela Carmena.
Por eso digo que vivimos en
la blasfemia contra el Espíritu Santo, gran 'separación' de la crisis relativista. Ahora la gente sí acepta que existe el
bien y el
mal, sólo que llama bien al mal y mal al bien. Llama
Dios al
demonio y demonio a Dios… que es precisamente el pasaje de los fariseos y provoca la respuesta de Cristo sobre… la blasfemia contra el Espíritu Santo, la inversión de valores que no se personará "
ni en este mundo ni en el otro".
Sí, pueden ser indecentes e inmorales pero, por favor, querido progres de RTVE, no seáis cursis. Y sobre todo, no pretendáis convertir vuestros defectos en norma.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com