Sr. Director:
El espectáculo al que estamos asistiendo los españoles, de cómo se comportan los "nuevos políticos" nos está enseñando más de política que los últimos veinte años.
Principalmente en lo que no debe hacerse en política ni en formas ni en comportamientos. Mientras quien, de acuerdo al resultado de las urnas, debía ser el principal actor y moderador para llevar a cabo lo que éstas han dictaminado, ha sido rechazado, ninguneado, insultado etc… por las demás fuerzas políticas; éstos otros actores se mueven como "pollos descabezados en corral", ante la atenta y sorprendida mirada de la mayoría de los españoles, del en estos momentos Presidente del Gobierno en funciones y del Rey.
Y en esta función desconocida e improvisada, asistimos a planteamientos de formación de un Gobierno virtual, con programas que no dicen cómo se van a realizar, que llevarían a la ruina de la nación e, incluso al desmembramiento de la misma con su más que posible desaparición como tal.
Y así hasta se habla de aquél que renuncia a una Vicepresidencia que no tiene y se la adjudica a otro de su partido, el que dice que "está casado políticamente" con otro, y que ese casamiento va hasta la tumba, pero le pone los cuernos en donde más daño le hace. Y él se entera de ello y se hace más o menos el despistado, como el marido clásico, que en la mayoría de las ocasiones es el último en enterarse.
Y así van pasando los días y las noches. Y si se apunta la posibilidad real y mejor para la Nación de constituir un gobierno estable; al no tener argumentación la única razón común que esgrimen el resto de fuerzas perdedoras para intentar constituir gobierno, es echar al partido que ha gobernado la última legislatura, que ha ganado las últimas elecciones como partido más votado y con más escaños conseguidos; del Gobierno y si pudieran de la política. Y esto lo han convertido en su Razón de Estado. ¡Y a pesar de esta para ellos poderosa razón, siguen y seguirán sin ponerse de acuerdo!
¡No puede haber un Gobierno presidido por quien aborrece, desprecia y parece que odia, a quienes representan a la mitad de los españoles!
¡Y del rey ni acordarse, ni tenerlo en cuenta! ¿Qué pasaría si aun poniéndose de acuerdo, el Rey considerase que el candidato que opte a la Presidencia, y el gobierno que le presentan, serían dañinos para la Nación? Y en consecuencia no propusiese ningún candidato, después de las preceptivas consultas; o no convocase consultas. Para el Rey podría ser su Razón de Estado. Iríamos a nuevas elecciones.
En estos momentos empieza ya a haber un gran clamor. ¡Queremos nuevas elecciones!
J. R. Pablos
ERE en Cajasur... ¿o habría que decir ERE en Kutxabank?
13/12/24 15:47