Sr. Director:
Hoy, lo social es que nos digan lo que tenemos que comer, los hijos que podemos tener, lo que tenemos que estudiar, lo que hay que creer, la historia que hay que saber, los cigarrillos que debemos fumar, la velocidad a la que tenemos que ir, cuándo y dónde podemos usar el coche, las horas en las que hay que andar en bicicleta o los kilómetros que es saludable andar cada día.
No es difícil comprobar que la ultraizquierda existe; que el comunismo es un régimen tan reprobable como el nazismo; que los que no nos dejan comer, comen; que los que nos reprochan nuestras palabras también las usan; que los que critican a los partidos que denominan de ultraderecha gobiernan con partidos de ultraizquierda; que quienes hablan de honradez intelectual plagian y que los que predican transparencia, ocultan bienes y camuflan obligaciones fiscales.
Si no fuera porque hay dictaduras ideológicas mucho más nefastas, habría que zafarse de la dictadura del lenguaje, escapar de lo políticamente correcto y no pasar por el aro de las repeticiones, machaconas y topiqueras, de quienes quieren hacer de nuestra capa el sayo de sus intereses.