Sr. Director:
Cada día que pasa parece que el valor de nuestras vidas disminuye para los políticos e incluso parece que se autopromocionan despreciándola más; es como una carrera para ser más progresista que el otro, subestimándola más que él. Es algo similar al odio y se mira al acosado con sentimiento de superioridad. Pretenden crear una sociedad carente de principios morales y donde se enseña que todo es relativo y nada debe considerarse sagrado; con este panorama, se deja de respetar lo social, lo personal, la propiedad, la ley, la libertad e incluso LA VIDA. Debería entenderse que el de la vida es el primero y principal de los derechos fundamentales, sin el cual, no es posible disfrutar de los demás. La vida humana es el mayor don que Dios nos ha otorgado y debería ser objetivo principal de la sociedad el defenderlo. Sin embargo, los políticos parece que se han enzarzado en una carrera para ver quién es el que más legisla para proteger a los asesinos. Que la vida humana empieza en el momento de su concepción y termina con la muerte natural, es algo indiscutible; entrar a polemizar sobre ello es dar pábulo a los amantes del aborto o la eutanasia. No existe justificación alguna para matar a un ser humano por la sola culpa de que aún no ha nacido, ni para asesinar a un anciano por el hecho de que ya no es rentable a la sociedad. Quienes piensen en esta forma de liquidar seres humanos, sean anatemas.