Sr. Director:
La dimensión política de la crisis, producida por el brote de coronavirus, es esencial. La China de Xi Jinping, un régimen en muchos aspectos totalitario, está compitiendo por el liderazgo mundial. Y, en cierto modo, la epidemia supone un examen de su capacidad. Tiene un gran poder económico, lo que no significa necesariamente habilidad para gestionar una situación así. La China de Xi tiene una gran capacidad para desarrollar infraestructuras y para controlar a la población. Pero hay que ver en qué medida la falta de transparencia y la burocracia comunista son capaces de resolver un problema que requiere rápida respuesta, confianza y agilidad. Esperemos a ver como acaba, pero por ahora no pinta bien.