Sr. Director:

La reciente llamada de atención de Felipe González a Zapatero, no me ha extrañado nada. Lo raro sería su silencio. Felipe González se destacó como presidente por ser un político de Estado. Ahora, con su preocupación por las ligerezas del nuevo dirigente que quiere llamarse socialista y que se presentó a las elecciones como tal, deja ver que su postura en el Gobierno no era postiza, sino que le salía de dentro, de un sentido de la responsabilidad, sentido que también tuvo, y en alto grado, el presidente Aznar.  

Corren otros tiempos. Son los tiempos del progresismo cutre, que enmascara el regresismo del hombre a la trivialidad y hasta la bajeza moral (pretensión del divorcio a la carta, con los traumas que eso ocasionará a tantos niños;  la equiparación de parejas homosexuales al matrimonio, que supone su canalización por el Estado; el pretender el aborto libre, como si el aborto no fuera la mayor abyección de que es capaz el hombre). Aznar se limitó a que no prosperaran las iniciativas más permisivas, aún de suprimir vidas de nonnatos de los políticos socialistas, comunistas y secesionistas, Y, lamentablemente, el ataque al primer derecho humano, a nacer -como es el aborto- no ha dejado de cobrarse víctimas de un año para otro, sin que ambos mandatarios pusiesen remedios, hacer que descendiese, como más educación en valores, fomentar adopciones, ayudas sustanciosas a las madres para tener hijos, etc. Lo grave de ZP es que va a liberalizar más aún, según su programa electoral.

Habría que investigar por qué ese afán del "progre" ZP de vestirse con la máscara abortista del "progre". ¿No es más gratificante ayudar a que esos niños vengan al mundo? 

Ana M.  Becerra

carvabece@terra.es