Un Rajoy (en la imagen junto a Peña Nieto) con camisa blanca caribeña es un espectáculo que nadie se debe perder, ¡oh, sí! En Hispanidad ya les hemos contado que la Cumbre hispana, que no latina, se ha convertido en una promoción empresarial sin norte ideológico y que los líderes hispanos han abandonado el objetivo de una unidad supranacional.
Una cumbre internacional escrita en clave nacional. Rajoy, por primera vez, ha puesto en entredicho -aunque seguramente no era lo que pretendía- su liderazgo en el PP. Ha dicho que será el cabeza de lista a las elecciones de 2015 (o primeros meses de 2016) si el "partido así lo decide".
Como ha sido Hispanidad el primer medio en insistir sobre la ambición de Soraya de convertirse en la primera mujer presidenta del Gobierno de España, supongo que tenemos bula para interpretar las palabras de Rajoy.
Entendámonos: cada vez que hemos escrito sobre las apetencias sorayiles, en Moncloa y en Génova nos han recordado la indudable lealtad de la vicepresidenta a su jefe de filas. Y yo estoy dispuesto a no dudar de esa lealtad. Pero una cosa es la lealtad y otra la esperanza de que se cumplan su deseos. Por ejemplo: Soraya nunca abrirá una guerra -tampoco en la próxima convención del PP- para arrebatarle la primogenitura a Rajoy. Además, no tendría el apoyo del partido, en particular de Dolores de Cospedal. Y doña Soraya es ferozmente ambiciosa pero de tonta no tiene un pelo.
Por otra parte, insisto en que lo único que preocupa a Rajoy es el caso Bárcenas. No Gürtel, sino Bárcenas. Todo lo demás, le trae al pairo. Lo que significa que tampoco está como para convertirse en un líder hispanoamericano. Es más, Iberoamérica le trae al pairo. Sólo le sirve como potencial objetivo económico. No cabe duda: estamos ante un estadista.
Eulogio López
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