La ficticia imagen aperturista de la China actual se concreta en que el gigante asiático sólo haya modificado un punto de su régimen comunista: ahora sus ciudadanos están expuestos a la misma Dictadura pero, eso sí, se les ha inoculado el virus consumista propio de los países capitalistas… El terrible resultado de esto lo plasma, de manera contundente, el director Jia Zhang-ke en Un toque de violencia.
Mediante cuatro historias basadas en hechos reales, que se produjeron en distintos puntos de China, se nos ofrece una visión desalentadora del vacío existencial en el que se ven inmersos los ciudadanos de ese país. Son hombres y mujeres indignados, o insatisfechos, con su vida que no ven futuro en un país corrupto donde hay una pérdida de los valores morales. Esas situaciones se enmarcan en el paisaje rural, o urbano, de la China real, mucho más mísera que lo que ofrecen las imágenes de las televisiones oficiales.
Película para reflexionar, Un toque de violencia obtuvo el Premio al Mejor Guión del último Festival de Cannes.
Para: Los que no les de miedo contemplar hacia dónde caminan los antiguos países comunistas