Aplausos para el señor Zapatero, que aumentará las pensiones mínimas e incluso el salario mínimo.

Como él no improvisa, no nos ha dicho sí lo del SMI es una proposición en firme y cuánto van a subir las pensiones pero eso no importa mucho. El caso es que lo ha dicho en Rodiezmo, localidad desde donde le gusta tomar aire y se ha lanzado al ruedo.

No olvidemos esto: la mejor medida del Zapatismo cuando llegó al poder fue subir el salario mínimo, que fuerza al alza al conjunto de los salarios españoles, inferiores a los europeos. En España se trabaja muchas horas (mal, es cierto, pero muchas horas) y se cobra poco. Lo mismo puede decirse de las pensiones, aunque en ese caso, la subida de las pensiones, especialmente las más miserables, las de viudedad y orfandad, ya comenzaron con el Partido Popular.

Y también tiene razón el reducidísimo Ejecutivo ZP -ya sólo arropado por los tres vicepresidentes- es en que España todavía tiene capacidad de endeudamiento.

A partir de ahí, todo en Rodiezmo es demagogia. España necesita crecer al 3% para cerrar empleo neto, y está cayendo por encima del 4%. Hemos sido el país de la UE donde más se ha derrumbado la producción y donde más ha crecido el paro (entre 27, oiga usted).

Además, merece la pena endeudarse si es para invertir, pero salvo los transitorios empleos del plan municipal, lo cierto es que la deuda no crece en España para, por ejemplo, mejorar infraestructuras, o sencillamente para que el sector público mantenga el nivel de prestaciones públicas y subsidios. ZP está acostumbrando a los españoles a vivir del subsidio, cuando los parados -al menos los parados de bien- no quieren subsidios, sino empleos, salarios. Y no es necesario recordar la cantidad de obra pública paralizada -empleos paralizados- sin que el gran Pepiño Blanco, titular de Fomento abra la boca.

Luego está lo del pacto. Lo de los pactos económicos es cosa de mucha risa, porque, como asegura el responsable del PP, Cristóbal Montoro: ¿Qué vamos a pactar? Un Gobierno es elegido por el pueblo para que lleve adelante una política económica distinta de la otra oferta. Por eso, ZP no busca un pacto con el PP, sólo busca situar al PP como excusa, que es distinto.

Y además lo hizo en Rodiezmo según el viejo chiste del sujeto que entra en la librería y solicita: Oiga, cara-culo, ¿tiene el libro de cómo hacer amigos? Todo ello a lo Alejandro Lerroux, aquel personaje genial de la II república que iba vestido de corbata o pajarita y cuando llegaba a los pueblos se disfrazaba de pana para galvanizar al electorado. ZP, de camisas y vaqueros, con un levantamiento de puño más bien vergonzante, no como el de las compañeros Pajín y Aído, que estaban felices con aquel baño de multitudes revolucionarias -con decirles que estaba Alfonso Guerra- y mi paisano, el sindicalista Villa, y con una ministra de Igualdad que no dejaba de saludar a los suyos en cuanto la cámara le enfocaba. Todo esto es muy hermoso, pero suena un tanto demagógico. ZP cada vez está más sólo porque hasta en su propio partido consideran que ha perdido el norte, si es que alguna vez conoció su rumbo. Pero Zapatero es cazurro -mezcla de cabezón y baturro- y tiene una ventaja sobre todos sus adversarios: él sí sabe lo que quiere, mantenerse en Moncloa por tiempo indefinido. Lo demás, le importa poco: si se ganan más votos con subsidios que con salarios, bienvenidos sean los subsidios.

Eulogio López

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