- Considera que, por vez primera, su segunda se mojó en su defensa en el Caso Bárcenas.
- El duelo de la vicepresidenta con su tocaya, la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, paraliza el ruido de sables en el PP.
- Eso sí, Gallardón y Josep Piqué, éste último hospitalizado, se caen del calendario Rajoy.
Según fuentes de Moncloa, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se da por satisfecho con el debate que, en su defensa en el Caso Bárcenas, protagonizara su segunda, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría (en la imagen).
En su televisada pugna con la portavoz socialista, su tocaya, Soraya Rodríguez, por vez primera Santamaría se empleó a fondo en defensa de la honradez de su jefe en el Caso Bárcenas. Fue dura y tajante. Más en el continente que en el contenido, ciertamente, porque la estrategia del Partido Popular consiste en dejar que el Caso Bárcenas se vacíe por sí mismo, dado que el extesorero se ha quedado sin munición. Pero bastó.
En Hispanidad ya hemos informado de que al presidente y su entorno no le gustaba la actitud de la vicepresidenta, que en Génova califican de la siguiente guisa: "La vice se ha puesto de perfil".
Entendámonos, Rajoy es consciente de que no puede prescindir de Soraya, pero sí puede recortarle poderes. La vicepresidenta lleva el peso de la política interior -salvo en economía, donde desbarra bastante y donde el ideólogo continua siendo Cristóbal Montoro- y se ha convertido en imprescindible, pero se le habían cortado las alas. Además, a Rajoy no le agradaba la línea directa de la vicepresidenta con Ángela Merkel, sabedora de que la todavía canciller alemana, la quiere al frente del Ejecutivo como primera presidenta de un gobierno en España.
Y el visto bueno del gallego Rajoy a su segunda ha terminado, o apaciguado, el ruido de sables de la calle Génova y en especial de la secretaria general, Dolores de Cospedal, contra la vicepresidenta.
Además, Rajoy anuló la crisis de Gobierno que tenía prevista para primeros de mes y donde doña Soraya se mantenía, sí, pero veía reducir su poder.
Eso sí, cuando Bárcenas era el centro de la vida política y Rajoy estaba contra las cuerdas, surgió, curiosamente de las filas el aznarismo, el trío para suceder a Rajoy, con Sáenz de Santamaría en la Presidencia, Gallardón como vicepresidente político y Josep Piqué como vicepresidente económico. Eso Rajoy no lo ha olvidado. En suma, que Gallardón y el hoy hospitalizado Josep Piqué, han perdido toda opción política en el marianismo.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com