La semana negra de Zapatero debería haberle hecho reflexionar sobre su papel al frente del Gobierno. No obstante, ni el paro en niveles récord, ni las crecientes dudas sobre la solvencia económica de España parecen afectarle porque insiste en que la recuperación es inminente. Claro que este mensaje ya no se lo cree ni él. Tal vez pienso que habien ganado la copa del mundo de futbol los problemas se han resuelto.
La inmensa mayoría de los españoles creemos, por el contrario, que la crisis va para largo, especialmente en lo referido al desempleo. Así lo refleja incluso los periódicos amigos del inquilino de la Moncloa. Es decir, Zapatero ya no inspira confianza. Es más, su credibilidad está por los suelos. Y es lógico, a tenor de cómo está gestionando la crisis.
Ya no es una opinión sino un hecho que Zapatero ya no tiene nada que ofrecer a los españoles. Sus ilusos pronósticos se han visto una y otra vez desmentidos por la cruda realidad. Y las medidas adoptadas para afrontar la crisis más bien parecían improvisaciones deslavazadas que no respondían a ningún plan serio pensado para superar los males que nos aquejan desde hace ya más de dos años.
José Morales Martín