Sr. Director:

Me ha llamado poderosamente la atención alguien que ha dicho que a este Papa le seguía muchísima gente pero que muy pocos de todos ellos cumplían lo que decía. Esta opinión la ha dado un prestigioso director de un periódico importante de tirada nacional. No me cabe duda de que, tanto la formación académica de este señor como su trayectoria profesional son absolutamente brillantes, pero en este caso, y sin ánimo de ofender, se cumple a pie juntillas el dicho popular de "piensa el ladrón que todos son de su condición".

Nos asombraríamos de saber la cantidad de personas que, en nuestro país y en el mundo entero, son literalmente perseguidos por su condición de católicos. Otros muchos, llevados por el actual ambiente laicista, sienten auténtica vergüenza de reconocerse públicamente como católicos practicantes.  Eso ya no se lleva, ahora es mucho más importante el "talante", no sabemos de qué clase, pero hay que tenerlo, igual que se tiene la pulserita roja de Madrid 2012. Eso no da vergüenza, no hay que explicárselo a nadie porque nadie te juzga. En cambio, como seas una persona piadosa y, además, feliz, automáticamente pasas a ser el culpable, entre otras cosas, de la muerte de Galileo, y te cargan a la espalda los muertos del bando republicano de la guerra civil española.

¿Sabe usted, señor director, por qué Juan Pablo II arrastraba a tanta gente? Pues por una razón muy sencilla, porque nunca jamás ha juzgado a nadie, porque ha tenido su corazón "abierto a Cristo", porque "no ha tenido miedo", y porque todo eso nos lo ha enseñado con su palabra y con su obra. Porque siendo un hombre de carácter fuerte (muy curtido por la vida), nos ha enseñado a "amar", teniendo muchísimos y más que fundados motivos para haber demostrado una actitud diferente hacia aquellos que, por ideales políticos, sí que le han despreciado.

Mire, señor director, de la misma forma que Fidel Castro ha asistido a la Santa Misa en la Catedral de La Habana, y esto no significa que se haya "convertido", el hecho de vivir en una sociedad laicista no implica que no seamos un número muy importante los católicos que, al menos, intentamos vivir según el ejemplo y la "herencia" que nos ha dejado nuestro Papa y el Papa de todos.

Francisco Baz San Nicolás

fbaz2@hotmail.com