La premisa inmoral de negarle humanidad al feto contamina toda la construcción del discurso pro abortista y explica la falta de escrúpulos del Gobierno socialista.
La ley que implanta en España el aborto libre entró en vigor a principios de mes. No obstante las cuestiones jurídicas están planteadas en la sede que corresponde. Pienso, Sr. Director, que sea cual sea la resolución que dicte el TC, esta ley representa un punto de inflexión para la sociedad, en un sentido regresivo y empobrecedor de sus valores.
Todos los análisis morales y éticos sobre esta ley, sean a favor o en contra, no deben confundir sobre cuál es el problema de fondo: la banalización de la muerte de un ser humano. Cuando la ministra de Igualdad dijo que no hay base científica para considerar humano a un feto de catorce semanas, asumió el coste de pasar a la historia de la necedad con tal de lanzar el mensaje clave de esta ley, que es la deshumanización del feto.
A partir de esta premisa, la eliminación de una cosa no humana no debe tener mayor reproche legal ni moral. Sin embargo, la base científica y la simple experiencia cotidiana demuestran que lo que una mujer concibe sólo puede ser un ser humano.
Jesús Domingo Martínez