Va a ser una semana decisiva para el prestigio financiero de España. Por una parte, juega a favor el pequeño alarde de solidaridad europea con Grecia que, al final, nos beneficiará a los españoles. Porque cuando las barbas de tu vecino veas rapar

Hablo de pequeño alarde, porque préstamos por un montante de 30.000 millones de euros, al 5% de interés, oiga, no es como para tirar cohetes.

Más generoso se muestra el Fondo Monetario Internacional, quien, a pesar de que está dispuesto a otorgar 15.000 millones lo hará a un coste poco más de la mitad: 2,8%. Lo de la Unión Europea es una vergüenza.

Por otra parte, los analistas estudiarán hoy lunes las medidas del Gobierno Zapatero aprobadas el viernes 9, medidas contables, virtuales, que no entusiasman ni tan siquiera a quien las ha promulgado. No nos engañemos, las medidas de doña Elena Salgado, ministra de Economía que ha perdido 560.000 empleos en un año de mandato, son medidas de contable, ese tipo de medidas siguen el viejo refrán castellano de "pan para hoy, hambre para mañana": Plan de infraestructuras a la alemana: pero ahí quien adelanta el dinero no son las empresas, sino los bancos, con lo que la carga financiera se dispara. Para el Estado, por supuesto, para todos los ciudadanos, como se disparara el déficit público a largo plazo. Como el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, perpetra en Madrid, el señor Zapatero endeuda a los españoles para un par de generaciones.

Pero probablemente lo que más daño puede hacernos es la entrevista del presidente del Gobierno español en Financial Times, uno de los diarios que más odia a España y que, al mismo tiempo, más desprecia la negligencia del Gobierno español. 

En el Financial, Zapatero ha vuelto a decir la tontuna de que el pesimismo no crea empleo - el optimismo falso tampoco- y ha seguido la técnica de siempre: decirle a cada uno lo que cada uno quiere escuchar. Al diario británico les ha comunicado que está dispuesto a reducir el déficit público -España tiene un déficit fiscal sólo un punto inferior a Grecia-, algo que ZP no se atrevería a decir en uno de sus mítines dominicales en Vista Alegre. El problema es que, en Europa, la credibilidad de Zapatero es inferior a la que posee en España, donde sólo confían en él aquéllos que disfrutan de cargo público gracias a él. Bueno, también confían en él el oligopolio de editores que poseen canales de televisión digital gracias a él.

Y la credibilidad, es decir, la confianza en los líderes políticos, es uno de los elementos que más cotiza en las bolsas.

Y pese a ZP, y pese al Financial Times, les deseo un día muy alegre.

Sólo un añadido: los mercados tampoco creen en el líder de la oposición, Mariano Rajoy. Es decir, con ZP se trata de una increencia probada y firme; con Rajoy, es desconfianza ante sus silencios. Porque, sólo por Cristóbal Montoro sabemos algo, no mucho, del programa económico del PP ante la crisis. Además, existe un paralelismo grave: si en materia de derechos fundamentales y valores no negociables, como el derecho a la vida, así como en la lucha contra la corrupción, don Mariano no se muestra firme: ¿Por qué iba a serlo cuando se trata de luchar contra la mayor crisis económica de la historia moderna? (Lo de 1.929 fue una broma comparado con esto).

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com