Mariano Rajoy pasa por no ser hombre rencoroso, pero nunca ha llevado bien la actitud pro-Zapatero de Emilio Botín (en la imagen) durante los últimos ocho años. Sus relaciones con César Alierta, presidente de Telefónica, son buenas. Rajoy conoce bien a Alierta, pues ha acudido con su esposa, Elvira Fernández, a la residencia madrileña de Luis Blasco, actual presidente de Telefónica Argentina y amiga personal de Alierta. Fernández Balboa trabajaba en la división de contenidos de la operadora, que en su día estuvo a cargo de Blasco. Ahora ya no, pues meses atrás pidió la excedencia pero la sintonía entre Rajoy y Alierta se ha mantenido.No es ningún secreto la amistad de Rajoy con el presidente del BBVA Francisco González, que aspiraba a ser vicepresidente del Gobierno. Al igual que con Alierta, el hecho de que Manuel Pizarro se haya convertido de nuevo en uno de los principales asesores del nuevo presidente del Gobierno, ha servido para que, tanto Alierta como FG, hagan buenas migas con el líder de la derecha española.
Ignacio Galán también se entiende con Rajoy, gracias a los buenos oficios del director general de Iberdrola, Fernando Bécker, compañero de colegio de Mariano Rajoy en León. E incluso, no se engañen, Rajoy se entiende con Antonio Brufau, presidente de Repsol, a pesar del catalanismo de éste y de los rumores que situaban a Rodrigo Rato como presidente de la petrolea cunado el PP subiera al poder. De hecho, en la pugna con Luis del Rivero, Brufau se fue a Génova y obtuvo el apoyo del político triunfador del 20-N.
Sin embargo, nunca se ha entendido con Emilio Botín ni tampoco con su segundo, Alfredo Sáenz. Por ejemplo, será Zapatero, antes de abandonar La Moncloa, quien apruebe el indulto, antes de que el matrimonio Rajoy-Fernández se instale en Palacio. Rajoy llegó a decirle Alfredo Sáenz lo siguiente: "Ya me gustaría a mí que nos trataseis tan bien como a otros, a los que había condonado 40 millones de euros en créditos". Los 'otros' eran el PSOE. De los elogios de Botín a Zapatero mejor no hablar.
Y desde Génova ya han llegado mensajes a la ciudad financiera del Santander, en Boadilla del Monte, provincia de Madrid. Si quieren reconciliación tendrán que comerse a Bankia cuya viabilidad en solitario no está clara. Una fusión entre Santander y Bankia no es cosa de broma, dado que Santander volvería a ser un banco español y el mercado español no es lo que más le agrada, dado que la mayor parte de sus ingresos proceden del exterior. Y, desde luego, Rato no se conformaría con menos que una co-presidencia.
No olvidemos que la familia Botín tiene encima un caso fiscal de enjundia, en la Audiencia, y que Alfredo Sáenz espera el precitado indulto por el caso Olabarría Delclaux. Es cierto que José María Amusátegui le duró apenas tres años a Botín como co-presidente del BSCH, pero Rato es mucho Rato. Además, si el Santander se fusiona con Bankia, Mariano Rajoy cerraría otro flanco de la tenebrosa reforma financiera.
Eulogio López
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