El frenazo en la compra de Opel ha llevado a un anuncio de huelga a los sindicatos alemanes, beneficiados por la llegada de Magna, y ha alegrado a los trabajadores españoles. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, reconoció en la mañana de este lunes que prefiere que sea General Motors quien se haga cargo de Opel porque conocen el peso de Figueruelas.
La compra de Opel por Magna se iba a producir después de que el Gobierno alemán diera su visto bueno e impusiera sus condiciones. Una negociación en la que a última hora el ministro de Industria, Miguel Sebastián, había denunciado la existencia de condiciones secretas. Desde luego, las decisiones de Magna sobre la factoría de Opel en Figueruelas no estaban marcadas, como pensaban las autoridades españolas, por la eficiencia, sino por los criterios políticos que Alemania había impuesto a cambio de subvenciones y que estaban sobre todo destinados a proteger a los trabajadores alemanes.