La Comunidad de Aragón se dispone a crear su propia televisión autonómica. Ya saben, en este país o tienes una televisión autonómica o no eres nadie. Cuando la media de consumo televisivo se encuentra en las tres horas y media se entiende mejor el axioma.

 

Hacer una televisión autonómica en Aragón resulta difícilmente rentable debido a la dispersión de la población en las tres provincias mañas: Huesca, Zaragoza y Teruel. Máxime cuando la población se encuentra concentrada en la capital, Zaragoza. Pero da igual. El presupuesto lo aguanta todo. Más ahora, que los aragoneses se quedarán con el agua del Ebro para poderlo contemplar dignamente.

 

El caso es que el presidente aragonés, el socialista Marcelino Iglesias, quiere tener su televisión. La mejor manera de prorrogar su mandato. Pero ha decidido no enfangarse en levantar él solito el canal. Y nada mejor que cederlo a quien tiene experiencia, capacidad y profesionalidad para realizar una labor de esta envergadura. ¿Saben a quién me refiero? ¡Bingo! Será Localia quien se encargue de desarrollar la televisión de Iglesias. Así, la Comunidad de Aragón sólo tendrá que poner el talonario encima de le mesa, que, a fin de cuentas, es dinero público.

 

Lo divertido del asunto es que el director de producción de Localia es Juan Carlos Soriano, cuñadísimo de Juan Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza. Pero, obviamente, el parentesco no ha tenido nada que ver. La adjudicación se realizará por motivos de profesionalidad y experiencia donde los "Polanco boys" resultan inmejorables.

 

De esta manera, se consolida el tan cacareado "pluralismo" informativo. Don Jesús no se conforma con controlar los canales, sino que desea monopolizar los contenidos. "De eso no se preocupe que ya me encargo yo por una módica factura". Y así, don Jesús, le da a la máquina de facturar al tiempo que recoloca sus píldoras informativas fabricadas en la ideologizada industria de Gran Vía en canales "alternativos". ¿A qué es una buena idea? Mejor si encima se enchufa al presupuesto autonómico, que para eso ha ganado el PSOE las elecciones.

 

La noticia nos lleva al académico debate sobre la participación de la administración pública en la economía en general y en los medios de comunicación en particular. Aplicando los principios de subsidiariedad y de solidaridad, la administración debe de hacer aquello que la sociedad no pueda o no quiera hacer por ella misma, pero que sea un bien para la sociedad. Lanzar un canal autonómico en Aragón -que por la geografía y su sociología resulta inviable económicamente- podría considerarse una obra de bien común. Cederlo a un grupo privado, afín ideológicamente al partido en el Gobierno, podría llegar a interpretarse como prevaricación.