Tengo la sensación que el presidente del Gobierno no tiene otro proyecto que apuntalar el relativismo radical surgido de la revolución del 68.
Eso, sin duda, lo demuestra la aprobación de ciertas leyes, pero aún hay más y como botones de muestra están las subvenciones destinadas a propagar la ley del aborto entre los escolares a partir de los once años, que conlleva un claro adoctrinamiento en la educación afectivo-sexual. Como experiencia piloto se ha empezado a impartir clases de género y sexo en las escuelas de Elche, la misma ciudad alicantina donde Zapatero proclamó que no había dado ningún cambio a su proyecto.
Las dificultades económicas que atraviesa España no son ningún impedimento para que Zapatero siga adelante con su idea inicial de imponer a la sociedad un cambio cultural, como ya se vio con la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
No es la mala gestión económica del Gobierno lo único que arruina a los españoles, sino todo un proyecto ideológico que sigue en pie con el apoyo de la cultura radical, el último soporte de la permanencia de Zapatero en La Moncloa.
José Morales Martín