La Generalitat catalana se ha anticipado al Gobierno de Madrid y ha decidido imponer un impuesto sobre los depósitos bancarios, justo cuando Europa en general y España en particular va a imponer una Tasa Tobin sobre trasmisiones financieras. A la patronal bancaria AEB, que preside Miguel Martín (en la imagen) no le ha gustado nada y lo argumentan en la línea correcta. Y esto es bello e instructivo: demuestra que hasta una patronal puede ser ecuánime: ¡Qué cosas!

A ver si nos entendemos: los bancos hacen dos cosas: el multiplicado bancario -algo bonísimo- y la especulación en los mercados -algo malísimo-. Lo buenísimo no debe gravarse con impuestos extra, lo malísimo sí.

Los bancos cogen dinero con una mano y lo prestan con la otra. Por lo general, cogen dinero a corto y lo prestan a más largo plazo. Constituyen, por tanto, elementos dinamizadores de la economía, de las familias y las empresas.

Luego, los bancos -y hoy en día aún más los para-bancos, es decir, fondos de inversión y otras instituciones como el capital riesgo, hedge fund y similares- especulan en los mercados. Cuando James Tobin propone su tesis lo hace sólo para el mercado de divisas, uno de los mercados más especulativos. Nacido para financiar exportaciones y turismo, el mercado de divisas se ha convertido, en un 99% de sus operaciones, en un mero mercado secundario que en nada apoya a la economía real pero sí puede asfixiarla. No es sobre este punto sobre el que la Generalitat ha decretado su nuevo impuesto sino sobre los depósitos. Es decir que están gravando la actividad positiva de los bancos.

Dicen en CIU que lo hacen porque el Gobierno central les bloquea la captación de recursos. Pero es que el objetivo de un impuesto no es recaudar, antes que nada, debe ser justo. Tampoco es un instrumento para la lucha política, sino que debe justificarse por sí mismo. Una tasa sobre los depósitos bancarios no tiene justificación alguna.

Eulogio López

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