Los precios de los alimentos se han disparado durante los últimos meses.
Como ya ha sucedido y sigue ocurriendo con la deuda soberana de los países, las materias primas y, principalmente, la alimentación están padeciendo una escalada de precios no vista desde hace tiempo. Esto se podría deber a una crisis alimentaria mundial, aunque también existe otra interpretación: un proceso especulativo de alcance mundial.
Este jueves hemos conocido los datos del IPC del mes de abril en nuestro país que sitúan el índice los precios en el 3,8%, lo que supone un crecimiento del 1,2% en tasa intermensual. Según el Instituto Nacional de Estadística este repunte se debería a la escalada de los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas, así como al ocio y la cultura.
Durante los últimos meses los precios de los alimentos se han disparado, pero no parece que sea debido a una carencia de oferta o un exceso de demanda, sino que más bien es fruto de la especulación en los mercados, como ha venido sucediendo con la deuda soberana. Este proceso especulativo no es nuevo, pero quizás se ha fortalecido últimamente. Pues contrariamente a lo que a veces se afirma, el planeta produce todo aquello que se le pide. Sin embargo, se van desertizando zonas de los continentes, pero debido a la actuación del Farm Act de Estados Unidos o la PAC europea, que paga por no cultivar y destroza con subvenciones públicas la agricultura del Tercer Mundo. Y es que curiosamente, sobran alimentos -nuestro país tiene que destruir leche, fruta y otros productos por el exceso de producción-, pero los precios suben en Occidente y el Tercer Mundo, lo que parece un absurdo.
Quizás no son los alimentos los que suben los precios, sino determinadas políticas agrarias que se preocupan más de determinadas cuotas y de los mercados, que del bien de sus ciudadanos.
Juan María Piñero
juanmaria@hispanidad.com