La cara del niño que protagonizaba la campaña en favor de la vida, promovida por la CEE el pasado año, no dejaba indiferente a nadie ya que es un hecho de vida humana que el padre y la madre defiendan a su hijo. Lo que no es coherente en el sentimiento de cualquier padre es deshacerse de su hijo.
Es por eso que los casos prototípicos para justificar un aborto -que son pocos- sirven para ocultar la masiva eliminación de niños que van a nacer. Y es que en España, en los últimos años, desde que tenemos leyes que no protegen suficientemente al que va a nacer ya nos situamos en más 1.200.000 niños que no han llegado a nacer. En estos casos la ley y cierta opinión son cómplices.
La Declaración de Madrid es también un hecho y que muestra que la tolerancia mal entendida, la aceptación social del aborto, es un mal que afecta a la sociedad como tal. Siempre ha habido y seguirá habiendo errores, pecados, crímenes pero el hecho de que se pretenda convertir el crimen en derecho, se le de carta de naturaleza pública, lo reconozca la ley y se defienda con buena voluntad supone un gran retroceso en la civilización. También es de agradecer que los científicos de la declaración se hayan reunido y hayan salido a la palestra.
JD Mez Madrid