En realidad, no es para tanto. En Galicia se gana porque se consigue elevar un diputado. En el País Vasco el PP baja aunque el acuerdo con el PSE le convierta en pinza imprescindible. Y en las generales se gana, pero no se arrasa. Ni se logran los 25 de la quiniela de Rajoy ni se gana por 10 puntos como reclamaba Aguirre. Todo es demasiado suave.
En realidad, el resultado ideal para Zapatero. Es verdad que en política no existen las 'dulces derrotas', sino las derrotas. Es verdad que ZP no se atrevió a presentarse en público en Ferraz y que su rostro era todo un poema. Pero en realidad el resultado es el mejor posible para sus intereses: un Rajoy asentado, pero sin capacidad de arrasar. En Ferraz saben que con Rajoy tienen alguna posibilidad de ganar; con otro/a, quizás no.
Por lo demás, la estrategia pactista de País Vasco y Navarra ha salida cara en términos electorales a los 'populares'. Donde el PP sube más es en Madrid, Valencia y Murcia, donde la confrontación es más clara. Por su parte, en Cataluña, ni fu ni fa tendiendo a la baja. Sánchez Camacho no ha sido un revulsivo.
Por último, que 175.000 hayan votado a Iniciativa Internacionalista resulta un balón de oxígeno que será necesario desandar. Ni Aralar ni EA representan a la izquierda 'abertzale' cuando existen alternativas más 'puras'. Es verdad que Sastre no ha logrado un eurodiputado -habría sido letal- pero sí ha logrado resucitar un apoyo social que estaba dormido.