Vender más caro un paquete a costa de repetir que se trata de un paquete de control, a ser posible por debajo del 25% para no tener que lanzar una OPA, se ha convertido en la especialidad de la familia Botín. El presidente del Santander Central Hispano, Emilio Botín, practicó este atentado contra el pequeño accionista en Vallehermoso, en Dragados y ahora en Unión Fenosa, pero ojo, la cosa ya había empezado antes de la legislación de opas, con la venta de participaciones en compañías azucareras a Ebro. Curiosamente, en 1996 el Santander se saldría de Ebro y provocaría una pugna italo-franco-española por el control de la compañía, con el consiguiente cabreo de la entonces ministra de agricultura, Loyola de Palacio.
Tras las andanadas de don Emilio, en la bolsa el debate empieza a resultar muy conocido para todos: urge redefinir que se entiende por participación de control, paquete de referencia o como se le quiera llamar, que no depende de un porcentaje de acciones, sino que varía según la estructura de cada sociedad y la influencia de cada accionista. Como siempre ocurre en finanzas: una cuestión subjetiva pero inaplazable. Si lo sabrá don Emilio.