Sr. Director:

Veo que el actual Presidente de la República Confederada de Iberia sonríe pícaramente ante los petardos sin malicia que los cachorros etarras tan sólo explosionan para desahogarse al más puro estilo euskaldún de la opresora presencia castellana en tierra abulense o la pérfida aragonesa en las faldas del Moncayo.

También esboza una curva indecisa de sus labios ante el comportamiento espontáneo de los mozalbetes esquerristas que arrinconan a los españolistas catalanes mediante quemas de sedes populares, casas particulares o del arrinconamiento de los acuerdos internos de la nación que firman los próceres de la patria.

Está claro que el ciudadano medio no capta la fuerza purificadora del fuego en las relaciones tribales de nuestra confederación. Pero yo me pregunto ¿y el Rey qué opina de todo esto?

Juan Ignacio Vargas

izumar@yahoo.es