Días atrás, veinticinco periodistas especializados en economía convocaban a Carlos Díaz Güell, portavoz saliente del Banco de España, por sus cuatro años como responsable de comunicación.
No suele ser habitual que la prensa económica homenajee a un dircom y que lo haga con tanta unanimidad. La razón está muy clara. La llegada de Díaz Güell al instituto supervisor supuso un vuelco casi revolucionario en el hermético caserón de Cibeles, y ha constituido el mejor acierto un acierto entre multitud de fallos- del mandato de Jaime Caruana como gobernador. Ahora, con la llegada de Fernández Ordóñez al cargo, las cosas han vuelto donde solían: al hermetismo. Güell ha sido como una primavera informativa en el Banco de España: fue bonito mientras duró.