Uno comprende que el heredero al Trono, en el caso de España SAR don Felipe de Borbón y Grecia- está obligado a hacer de tripas corazón y representar a aquél o a aquello con quien no se siente identificado. Ahora bien, si lo representa con tanto entusiasmo, hay que pensar en que el protocolo ha dado paso al hermanamiento.

El discurso pronunciado por don Felipe de Borbón el pasado mes en mi debilitada ciudad de Oviedo, dedicó encendidos elogios a la Fundación Príncipe de Asturias, que aúnan en la historia de su éxito las mismas virtudes que han guiado la vida de los españoles durante los últimos años: determinación y prudencia, firmes convicciones, fe y confianza en nuestro proyecto común.

¿De verdad? ¿Cuántos de ustedes identifican la historia reciente de España con esas palabras? ¿Determinación y prudencia? ¿En qué creemos los españoles como fruto de esas firmes convicciones? ¿Proyecto común el de un país del que algunos se niegan a formar parte y donde hasta el mismo nombre de España se dice con la mirada gacha?

Lo malo es que la identificación del Príncipe con la fundación que lleva su nombre resulta cuando menos peligrosa. Quien otorga premios emite un editorial sobre los premiados. Demos un repaso a los mismos:

1. Mary Robinson, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Uno de los bichos más peligrosos con los que ha contado la ONU, junto a la alta comisionada de la ACNUR, Nafis Sadik, y la noruega Gro Harlem Brundtland, directora general de la OMS, formaban el trío más peligroso del nuevo orden mundial que pretende imponer Naciones Unidas. ¿Ciencias Sociales? Será por la ingeniería social, de la que tan amante es esta irlandesa dedicada a chantajear a los países pobres: esterilización a cambio de ayudas oficiales.

2. Paul Auster, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, fiel exponente del relativismo al uso. Hombre atormentado que ya no habla de la duda, sino de la incoherencia existencial. Resume, en efecto, uno de los valores de la sociedad moderna y de la Fundación Príncipe de Asturias: la tristeza y la apatía vivencial.

3. Bill y Melinda Gates, Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional. No podía faltar un millonario en la cena. El hombre más rico del mundo ni se dignó a asistir y envió a su padre en su lugar. William Gates senior nos informó de que a los 11 años supe que Hill sería un genio. Y la principal conclusión de su discurso : Todas las vidas tienen la misma importancia, no lo olviden, advirtuió sin precisar si las vidas importantes eran las no nacidas o si, por el contrario, la Fundación Bill y Melinda Gates financia la contracepción y el aborto porque la vida del no nacido tiene mucha menos importancia.

4. National Geographic, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. NG es la representación del naturalismo materialista que la humanidad soporta sobre sus espaldas desde hace dos siglos. Naturalmente, la Fundación Príncipe de Asturias se apresuró a premiar a National Geographic en cuanto la revista empleó sus cuantiosos medios financieros para adquirir y promocionar la patochada conocida como el Evangelio de Judas, un apócrifo que hará las delicias de Dan Brown y que se coloca a la altura científica del Código Da Vinci.

5. Ann Veneman, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. No podía faltar el aporte filantrópico. Para ello, nada mejor que premiar a la agencia de la ONU, UNICEF, que funciona en la misma sintonía de Bill Gates: para acabar con la miseria en el mundo, lo mejor es acabar con los miserables antes de que nazcan. Por si fuera poco, la también premiada Selección de Baloncesto cedió el importe del premio a UNICEF. Menos mal que la fundación no otorgó el Príncipe de Asturias de los Deportes a Zinedine Zidane, experto en el remate de cabeza al pecho.

6. Pedro Almodóvar, Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Tributo obligado al tercer sexo.

Ante tamaño panorama a uno le dan ganas de reivindicar la Asturias borracha y dinamitera, y pelín revolucionaria, antes que esta Asturias burguesa, adocenada y un poquito maricona. La Asturias con la que se identifica el heredero al Trono.
 
Eulogio López