En la patronal UNESA aseguran que con que una central de ciclo combinado consiga funcionar 3.000 horas al año puede cubrir costes.

Depende de los años, claro, de la capacidad instalada, que ha aumentado, del precio del gas y depende, sobre todo, de la prioridad que se otorgue a las renovables, antes a la eólica, ahora a la solar.

Es por ello por lo que el sector es más pesimista y, para 2010, eleva a 4.000 las horas en funcionamiento de un ciclo combinado, el mínimo, no sólo para cubrir costes, sino para utilizar el gas que le compramos a Argelia, que nos exige el pago, consumamos o no.

Es el mismo sector que advierte que sobre ese mínimo de 4.000 horas, es posible que apenas se sobrepase las 2.500 en el año ya comenzado.

Lo diré de otra forma: la política verde de Zapatero, las subvenciones públicas a las renovables, especialmente el pozo sin fondo de la energía solar, nos está llevando a la ruina y está echando por tierra nuestra competitividad industrial.

Pues bien, Miguel Sebastián, el único ministro de Industria de los últimos años que entiende de Energía, se desespera. Negocia con el popular Cristóbal Montoro un pacto, pero no hay nada que negociar. Ni el amodorrado PP puede aceptar una barbaridad de este calibre -la financiación de las renovables- ni ZP está dispuesto a moverse un milímetro. Porque éste es el problema del presidente del Gobierno: es un laicista dogmático, que por no creer en dogmas cree en tópicos, uno de ellos, el tópico ecologista. No cederá, porque, como el chiste del escorpión, la cabezonería y el tópico están en su naturaleza. Llevará a España al desastre energético, pieza clave de la ruina económica y enseguida descubrirá un culpable. A lo mejor, el propio Sebastián. Y claro, el ministro de Industria está al borde de la histeria.

Eulogio López

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