Como nadie da lo que no tiene, resulta imposible escuchar desde la cadena COPE un mensaje católico cuando sus micrófonos se entregan a un protestante como César Vidal o a un agnóstico como Federico Jiménez Losantos, cuya estrella invitada en la tertulias es Pedro J. Ramírez, que defiende el matrimonio entre homosexuales, la investigación con embriones, la asignatura de educación para la ciudadanía y la desaparición en la vida social y política de lo que él llama la "inaprensible ley natural". Por la misma deriva pagana navega la propia Cristina López Schlichting que tras construir una moral sexual sobre estos cimientos: "si las personas adultas están gozosamente de acuerdo, todo está bien en el sexo", acaba afirmando que "los hombres están hechos para el placer".
El autor del prólogo de un libro de Cesár Vidal afirma que "el protestante ha dado lecciones de teología a muchos católicos". Y esto es tan cierto como grave, porque son muchos los católicos que le escuchan y muchos también los que influidos por la fama y la publicidad de la COPE leen sus libros sin ninguna prevención, aunque se ataque a la Virgen María o se afirme que "el papado carece de base en las Escrituras", lo que puede pasar predicación protestante, pero no como lección de teología para católicos. Claro que los católicos que lo leen, lo hacen no por ser protestantes, sino porque se les ha vendido la idea de que es un intelectual que defiende los intereses católicos, que es el envoltorio con el que se presenta su ingente producción libresca. Una lectura medianamente crítica echa por tierra el mito de César Vidal como intelectual y teólogo -así se califica él sin ningún rubor: "Mis libros de investigación sobre el cristianismo primitivo han sido publicados en Italia por la misma Editrice Vaticana no porque yo sea católico, sino por su elevado nivel científico"-. Y con tal alto nivel se puede permitir el lujo de descalificar a papas, movimientos religiosos o santos, como es el caso del fundador del Opus Dei, descalificación que realiza sin criticar sus escritos, le basta como afirma César Vidal con "analizar grafológicamente su letra", de modo que la grafología por iniciativa de César Vidal queda convertida en fuente de conocimiento de la Teología.
Todo ello en su conjunto, dirigido y controlado de forma sectaria por Federico Jiménez Losantos, está encaminado al apoyo de determinadas empresas periodísticas y grupos políticos que bien poco contribuyen a la difusión del mensaje cristiano. Es más, casi todos esos medios y grupos lo que hacen es atacar a la Iglesia y promocionar la creación de una derecha pagana. Por eso no puedo estar de acuerdo con el presidente de la COPE, mi amigo Alfonso Coronel de Palma, cuando afirma que la COPE es un espacio de libertad. Esa afirmación sólo es una verdad a medias, porque la COPE es de hecho un espacio de Libertad Digital, de la televisión, de Federico, de El Mundo y de un determinado sector del Partido Popular. Por esta razón los poquísimos católicos que quedan en el Partido Popular dispuestos a dar la cara por su fe, porque están convencidos de que su vocación cristiana no es incompatible con su vocación política, están precisamente vetados por Federico y por César Vidal.
La perversión moral de todo este estado de cosas ha sido posible en medio de una enorme confusión doctrinal, según la cual el bien común y la moral natural han dejado de ser guías orientadores en las elecciones, para dejar su sitio al voto útil. Sin duda, la COPE ha contribuido en gran medida a ello, a base de meter miedo al electorado, hasta el punto de que no son pocos los católicos que subordinan los deberes morales a los intereses políticos que defienden Federico y César Vidal desde la COPE. Soy el primero en admitir que España necesita un cambio político, pero ese cambio político no puede suplantar, ni mucho menos identificarse, con el verdadero cambio que necesitamos, que es un cambio moral. De manera que desde la COPE se contribuye a identificar el cambio moral con el cambio político que defiende Federico Jiménez Losantos desde la COPE, que no es otra cosa que el de instauración de la derecha pagana en el poder.
Al ser la COPE una institución de la jerarquía católica en España, como católico no puedo menos que obedecer gustosa y responsablemente a mis obispos. Por esta razón ya hace tiempo que manifesté a quien debía mi preocupación por la malversación doctrinal que se estaba perpetrando desde los micrófonos de la COPE. Manifesté hace tiempo, en privado y a quien correspondía mi gran preocupación. Nada ha cambiado a mejor desde entonces. Por eso he considerado oportuno hacer pública mi opinión, por si sirve a quien tenga poder para lograr que la COPE deje de ser pagana.
Javier Paredes