No soy sospechoso. Todo el mundo sabe es más, creo que están cansados de oírlo- lo que pienso de la actual situación de la cadena COPE: la única emisora confesional católica, propiedad de los obispos, está secuestrada por un conjunto de liberales, en mi opinión próximos al fascismo, capitaneados por el señor Jiménez Losantos, al que el ideario de la cadena importa un pimiento, pero que lo utiliza para vender su producto (Libertad Digital) y para el propio medro personal. Es más, Losantos ha convertido a Pedro J. Ramírez en el referente moral cristiano de la cadena COPE.
Y también es verdad que un humorista de la COPE no puede llamar al nuevo presidente boliviano, el peligroso Evo Morales, haciéndose pasar por el Presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, y no advertirle del engaño. De esta forma, se consigue poner en ridículo al nuevo presidente de Bolivia y cabrear a los bolivianos, que aunque algunos consideremos tienen muy mal gusto votando resulta que le han votado justamente a él.
Dicho esto
El Gobierno, los medios públicos y el Imperio Polanco han utilizado la metedura de pata de la COPE para llamar a capítulo a la ONU. Bueno, a la ONU no, pero se lo están pensando : el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien gracias a la bromita sabemos que apoyaba la victoria electoral de un aprendiz de dictador, como es Evo Morales, y que le prometía más ayuda económica en el caso de que accediera a la presidencia- llama a capítulo al Nuncio de Su Santidad en España, quien, naturalmente, no tiene nada que ver con la COPE. Por ejemplo, al señor ministro no se le ocurre llamar al embajador británico en Madrid cada vez que la BBC habla de separatistas vascos o militantes vascos, haciendo las delicias de los batasunos, para referirse a los terroristas de ETA Y estaría más justificado, dado que la BBC es canal público, mientras que la COPE es privada.
El propio Zapatero se ha rasgado las vestiduras, como ese personaje de opereta que es el secretario de Estado de portavoz de Gobierno, Fernando Moraleda. Por su parte, los medios públicos no dudaron en apoyar la campaña anti-COPE. Un detalle: en la tarde del miércoles 21, Radio Nacional y TVE, verdaderos aparatos de propaganda del PSOE como no lo fueron y ya es decir- durante el periodo del PP, airearon el error de la COPE, pero ocultaron directamente el informe del recién creado Consejo Audiovisual Catalán (CAC) donde se apuesta por, en pocas palabras, cerrar las emisoras de la cadena episcopal en Cataluña.
En la misma línea, y con el mejor cinismo, los medios públicos ignoraron la nueva ley audiovisual catalana, que permite censurar a un medio, incluso cerrarlo durante meses, en el caso de que falte a la verdad. Es gratificante: ahora sabemos que el Tripartito cree en la verdad. Tanta es su fe que introduce el concepto de verdad en un texto legal. Ahora bien, el regocijo no es global cuando uno se percata de que será el propio Gobierno catalán quien decida los medios que dicen la verdad y los que merecen ser sancionada por mentir.
Las ínfulas censoras del socialismo español empezaron con el presidente de la CNMV, Manuel Conthe (por cierto, don Manuel, ¿dónde está su rectificación de la ordenanza-mordaza?, que la semana se acaba) y sigue con el Tripartito. Ahora bien, lo verdaderamente grave es lo de Evo Morales. Vamos ahora con Polanco, otro de los críticos del error COPE. Porque, a fin de cuentas, ¿qué es lo que hizo el periodista de la COPE? Lo que hizo fue escoger a una víctima, en este caso Morales, e impedirle la posibilidad de defensa. Lo que hizo fue utilizar a una persona para que los demás se burlaran a su costa. Pues bien, señor Polanco, eso es exactamente lo que hacen sus reporteros del programa Eva Hache: seleccionan a la víctima y le dicen que quieren entrevistarla para un informativo. Luego cogen su declaraciones, y a ser posible sus poses más ridículas y las emparedan en una entradilla y una cola de salida, de tal manera que hasta el mismísimo Einstein pasaría por un perfecto imbécil. De esta manera, se ridiculiza a cualquier persona o a cualquier idea. Lo mismito que la COPE con Evo Morales, don Jesús, y todos lo días, sin que usted abra el pico y envíe a la sinvergüenza que dirige el espacio a las colas del INEM.
Por ahora, tampoco el Presidente del Gobierno, señor Rodríguez Zapatero, ha considerado inaceptable lo de Eva Hache, ni ha llamado a consultas a Jesús Polanco y a Juan Luis Cebrián, o al padre Gabilondo. Es lógico, no es lo mismo ridiculizar a un dictador boliviano que, pongamos por caso, a un cristiano. Lo primero no es democrático.
Recientemente veía un resumen audiovisual de la Guerra Civil española. Como el asesor histórico había sido Javier Tusell, la interpretación era sesgada, progre y contradictoria. Sin embargo, me quedé prendado de la explicación que un protagonista daba sobe el estallido de la terrible guerra civil:
No nos aguantábamos, ésta es la verdad, para mí, un socialista era el demonio, y para los otros yo era el demonio. Y la cosa estalló. Es decir, lo mismito que ahora. Pero la COPE no es el principal culpable. Y alguien tendrá que parar la rueda. Desde luego, Zapatero no tiene la menor intención de hacerlo.
Eulogio López