La cosa empezó acusando a la Iglesia y a los jóvenes católicos de intolerantes. A beneficio de inventario, claro está. Cuando las palabras de mano tendida del Papa desarmaron el asunto y cuando los "laicos" mostraron su rostro violento con los peregrinos pacíficos, se empezó a insistir que, en pocas palabras, los peregrinos eran idiotas por dogmáticos. Injuria antigua que suele durar tanto como lo endeble de sus argumentos.
Nuevo fracaso, y entonces se insiste en que la JMJ es depredadora: le cuesta al Estado una barbaridad. Pues no, no sólo no le cuesta sino que la JMJ aporta beneficios económicos la anfitrión.
Y encima el triunfo indiscutible de la comparecencia de jóvenes absolutamente pacíficos que tiende la mano en lugar del puño, que no provocan problemas de orden público y que, en resumen, son gente de bien que han alegrado la capital.
Al final, RTVE, para salir del paso, se lanzó al argumento definitivo: son unos guarros. Una y otra vez las cámaras exhiben los residuos que han dejado en la Base de Cuatro Vientos y que costará semanas -quién sabe si no siglos- limpiar.
Así que ya lo saben: son buenos chicos, sí; son rentables, sí; mejoran la imagen de una España en declive, sí... pero son unos guarros de mucho cuidado. Si ya lo decía yo.
Por cierto, el candidato Rubalcaba, que es quien controla RTVE, se ha manifestado en estos someros términos sobre la JMJ: "Respeto, respeto y respeto". De las injurias y la falta de respeto se encargan los servicios informativos de RTVE, siempre a sus órdenes.
Eulogio López
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