"Ni Morenés (en la imagen) ni su segundo, Pedro Argüelles, han ido a Defensa a apoyar ni la unidad de España ni el espíritu castrense -que es muy importante-. Llegaron a Defensa para hacer negocios".

Un brote de meningitis y colapso total en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Melilla. 1.900 emigrantes en un establecimiento que pueda dar cabida a algo menos de 500.

Pues bien, intentemos curarle e intentamos que no se propague el virus. Ante la inmigración, la 'política' cristiana no puede ser otra que la de fronteras abiertas que, por otra parte, es la tónica habitual en la historia de la humanidad.  

Dicho esto, Ceuta y Melilla, están colapsadas. Los desheredados no quieren quedarse en Marruecos -¿por qué será-, quieren entrar en Europa, y Europa comienza en las dos plazas españolas en África. Pero la Unión Europea se niega a ayudar a España. Le viene bien que sea España quien detenga a los irregulares y corra con el problema. Además, España es cainita y en Bruselas lo saben. Sólo tienen que cruzarse de brazos.

Y lo peor es lo de Marruecos. El Gobierno español se ve obligado a cantar las excelencias de la colaboración de Marruecos en el problema. Mentira y gorda. A Rabat le viene de cine la oleada de emigrantes que facilita desde su frontera sur al norte. Total, ellos no van a ayudar a los desesperados. Simplemente, les utilizan como carne humana para hacerse con Ceuta y Melilla.

Conclusión: hay que militarizar ambas ciudades. No para detener a los irregulares, que también, porque así no se puede atender a nadie sino para reivindicar la españolidad de las dos plazas y no dejar abandonados a nuestros compatriotas en ambas ciudades. Y, de paso, para el necesario resurgimiento económico de ambas ciudades.

Pero para el ministro de Defensa, Pedro Morenés, ese asunto es secundario. Morenés no es un ministro del Ejército, sino de la industria militar, que es otra cosa. Ni Morenés ni su segundo, Pedro Argüelles, han ido a Defensa a apoyar ni la unidad de España ni el espíritu castrense -que es muy importante-. Llegaron a Defensa para hacer negocios.

Y con Gibraltar ocurre algo parecido, aunque por otros motivos. Fabián Picardo es un personaje alentado por su odio a España. Tras llegar a un acuerdo entre Londres y Madrid, vuelve a expandir Gibraltar en aguas territoriales españolas y no deja de provocar. Pues bien, la única manera de parar al obseso antiespañol Picardo y a la hipocresía británica, consiste en cerrar la verja. Así, al menos, no podrán incordiar y se dificultará que Gibraltar siga ejerciendo como paraíso fiscal.      

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com