Cuentan las crónicas que el premier británico, David Cameron, se plantó ante Mariano Rajoy (ambos en la imagen) durante la fracasada reunión de los jefes de Gobierno europeos, para amenazarle con más represalias si este verano se repitan los controles en la verja para entrar en Gibraltar.

Bueno, el señor Cameron es tory, rico por su casa y joven dado a los excesos -un snob, para entendernos- y, además, ex de Eton, con lo que se le presupone un cínico. Días después de la baladronada de Fabián Picardo en el Congreso de los Diputados, en Madrid, bendecidas por IU y  ERC, la actitud matonil de Londres -quinta llamada al embajador español, Federico Trillo- demuestra que hay que dar un paso adelante, no atrás.

Si se quiere parar a Londres hay que cerrar la verja y asilar a Gibraltar. Al mismo tiempo hay que aislar sus actividades como paraíso fiscal y como casino electrónico... también con tintes de elusión de impuestos.

Cierre físico y cierre virtual. Y trasladar el conflicto a Europa.

Y en paralelo, claro, reindustrializar la zona de la Línea de la Concepción, que no puede ser una subsidiaria del montaje fiscal gibraltareño.

¡Un pelín de coraje, Mariano!

Eulogio López

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