La última encuesta del CIS situaba al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, por encima de la vicepresidenta del Gobierno y de su ahora adversaria, la ministra de Defensa, Carme Chacón. Toda una sorpresa. Era el premio a las detenciones de etarras realizadas. Ahora bien, el atentado de Burgos y el asesinato de dos guardias civiles en Mallorca, corren el peligro de que ZP, muy sensible al síndrome de Estocolmo, vuelva a la idea de negociar la paz con los asesinos, idea que le valió el ridículo durante la anterior legislatura y que sólo abandonó tras la burla sangrienta de los etarras, que volvieron a matar, y la actitud firme de Rubalcaba.
En cualquier caso: ETA sólo negocia con cadáveres encima de la mesa y, además, ya no avisa de sus atentados: ha perdido su último punto de civilidad.