Se llama Málaga 3000, señal evidente de que ya están pensando en el cuarto milenio, razón por la cual no les queda mucho tiempo para ocuparse del tercero. Esto me recuerda el dramático llamamiento del astronauta español Pedro Duque en el Museo de las Ciencias de Valencia, cuando advertía que al planeta tierra tan sólo le quedaban unos pocos millones de años, por lo que resultaba prioritario buscar un relevo. Confieso que me entró el sentido de la urgencia.
Sin embargo, la plataforma Málaga 3000 no piensa en millones de años sino en miles, lo cual me motiva mucho más.
Resulta que, pensando en el año 3000, estos luchadores por la libertad del pueblo han decidido que lo más importante, perentorio y eficaz es que la Iglesia católica -las demás no importan- deje de cobrar subvenciones del Estado.
La verdad es que el Estado no financia a la Iglesia nada, lo que se dice nada. Esto es un dato comprobable pero, al parecer, no hay manera de que se asiente en determinadas cabezas y hasta cabe la posibilidad de que la culpa no sea enteramente de la cabeza.
Lo cierto es que la Iglesia católica se financia en más de un 70% con las limosnas de sus fieles. Parte del resto, sólo parte, con la asignación tributaria. Ahora bien, el famoso 0,7% del IRPF no se lo ofrece el Estado sino los españoles quienes libremente -porque les da la real gana- deciden que esa parte de sus impuestos -la única mínima parte de sus gravámenes en los que el Estado le deja elegir el fin- vayan a la Iglesia, no a otros fines sociales o a la propia Hacienda. Es un dinero que, en todo caso, debe pagar.
Oiga, y no estaría de más que el Estado aportara algo al credo mayoritario porque resulta que la Iglesia sí que financia al Estado. En Sanidad, en Patrimonio Histórico, en acogida de inmigrantes, en lucha contra la pobreza pero, sobre todo, en materia educativa. Ahí, la Iglesia financia al Estado, es un chollo para él desde antes que comenzará el tercer milenio, porque si no hubiera colegios católicos la educación le saldría mucho más cara al Estado, dado que es mucho más cara la educación pública que la privada concertada.
Así que ya lo saben, en lo que va de milenio, y me temo que la cosa no variará mucho hasta el año 3.000, es la Iglesia la que financia al Estado, no al revés.
Eulogio López
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