Ya lo habíamos contado en Hispanidad el pasado viernes 24 de octubre: los fondos americanos, en concreto Providence, principal accionista, abortó la venta de ONO que pretendía su todavía presidente, Eugenio Galdón. No sólo eso, insistió en que el ajuste fuera mucho más profundo, con lo que 600 despedidos se convirtieron en 1.300. Además, se advirtió al presidente que debería ceder todos los poderes y, finalmente, que había que cambiar al consejero delegado.
Y se ha cumplido.
En un desesperado intento por salvarse. Galdón acudió a Emilio Botín, de quien siempre ha sido un testaferro, y que, además, preside el banco que es el principal acreedor de ONO (luego veremos el problema de deuda de la operadora de cable) pero los fondos se mostraron inflexibles.
Y cuidado, porque aunque José María Castellano es el sustituto de Galdón también existe la alternativa del vicepresidente del Santander, Matías Rodríguez Inciarte.
Ahora bien, hablamos de una Presidencia que no será como la de Galdón: ejecutiva. Castellano ya no está como en sus tiempos de Inditex.
No, lo importante es que la búsqueda de un consejero delegado para sustituir a Richard Alden, tarea encargada por los fondos a la consultora Spencer & Stuart. Esta es la clave, porque el problema de ONO es, ante que nada, la gestión de su deuda y la escalada de vencimientos: 200 millones de euros en 2009, 420 en 2010 y 500 en 2011.
Frente a ello, un recorte importante de la inversión, pues el cable se conforma ya con introducirse en las nuevas construcciones, que lo llevan de serie.
Y eso que se trata de la infraestructura más importante para la sociedad de la información. Eso sí, France Telecom se niega a convertir en la compra de una empresa tan apalancada y al otro candidato, Telefónica, que se prepara para desarrollar su propio proyecto de cable y que, de absorber ONO, podría encontrarse con problemas de competencia.