El Gobierno Zapatero criticó siempre el crecimiento de la economía de la era Aznar por estar basada en la burbuja inmobiliaria. En su afán por ser diferente, Zapatero ha anunciado que el eje de la economía española tenía que moverse, por lo que ha desincentivado la inversión en vivienda al tiempo que ha promovido las remodelaciones. Ese mismo criterio ha guiado al Ejecutivo hacia la negativa a la nuclear y las ayudas a las llamadas energías renovables, así como al pretendido impulso a la I D i. El problema es que no son las compañías españolas las que se benefician de ese impulso, sino las de fuera de nuestro país, que aprovechan las subvenciones para experimentar y exportar posteriormente el beneficio. La filosofía es, por ejemplo, la siguiente: si el coche eléctrico funciona, ganamos todos, si no funciona, se cierran las plantas de SEAT y Renault en España. De esta manera, se produce un chantaje de las marcas al Estado, pidiendo más subvenciones a condición de mantener sus fábricas y los empleos en España.
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14/12/24 07:00