Como ciudadana española, pago mis impuestos y procuro acatar la Ley. Como católica, ayudo a la Iglesia en lo que puedo y debo y uno de los modos es marcando una cruz en la casilla que disponen en la declaración de la Renta, que para eso está; yo quiero que parte de mis impuestos vayan a la financiación de la Iglesia Católica y no a otras Organizaciones, como contempla la Ley.
El Estado no financia a la Iglesia Católica. Como bien sabe o debe saber, el 75-80% de los que percibe sale de los impuestos de las personas que quieren ayudar a la Iglesia y sólo el 25-20% restante es entregado directamente de las arcas del Estado. Según los datos del año pasado -2004- el Estado entregó a la Iglesia Católica alrededor de 32-36 millones de euros, mientras que los católicos españoles entregamos a la Iglesia, vía declaración de la Renta, unos 100 millones de euros.
Si queremos decir la verdad toda la verdad, porque si no, no hay verdad-, hay que tener en cuenta las acciones sociales que la Iglesia católica presta a la sociedad y que las financia ella, como por ejemplo parte de la labor que Cáritas (he escrito parte porque Cáritas recibe una cantidad a través de la Asignación Tributaria, pero no cubre todo lo que necesita) que gasta 100 millones de euros o Manos Unidas que lo hace con 40 millones, y podía seguir con hospitales, residencia de mayores, ambulatorios, etc.
Mª de las Mercedes Bravo Díaz
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