• Lo que ha pasado en Cataluña es muy parecido a lo ocurrido en Gamonal (Burgos): guerracivilismo de todos contra todos sin que ninguno sepa el porqué.
  • Dos millones de catalanes han votado –según la Generalitat- y casi todos ellos, no hay que ser muy inteligente, por la independencia. Es un dato a tener en cuenta.
  • El problema es que se ha quedado fuera la Cataluña que quiere ser española… y los españoles que quieren a Cataluña.
  • El caso arquetípico es Durán Lleida. ¿Cómo es posible votar que se quiere un Estado pero no un Estado independiente
  • Y el Gobierno español, presa de sus errores, puede incurrir ahora en ilegalidad por dejación de funciones y desobediencia a los tribunales.

Artur Mas (en la imagen) cambió el mensaje mantenido durante dos años, minutos después de votar en el referéndum, consulta o participación ciudadana, como quieran ustedes llamarlo. Convencido de que se ha convertido en un figura histórica, Mas ha dicho que ha votado sí a las dos preguntas. Es decir, a que Cataluña sea un Estado y a que sea un Estado independiente. En definitiva, que ya no quiere votar, quiere la independencia.

Al quitarse la careta –aunque tampoco era muy necesario- rompe todos los puentes con el resto de España para una solución pactada y, lo que es más preocupante, avanza varios pasos hacia el guerracivilismo reinante en el país.

En otras palabras, este simulacro de referéndum no significa nada desde el punto de vista, digamos, institucional, pero nos acerca más a la guerra civil, que es el peligro que ahora mismo corre España. No una guerra civil de frentes militares o de milicianos sino un enfrentamiento de todos contra todos. Y no, no lo impulsa Podemos: Pablo Iglesias y Artur Mas no son la causa de ese enfrentamiento social: son la consecuencia.

De hecho, lo ocurrido en Cataluña corre paralelo con la locura de los enfrentamientos en el barrio de Gamonal, en Burgos, donde unos majaderos pretenden imponer su ley –y lo consiguen-, ora por la construcción de un bulevar, ora por la reforma de la plaza de toros. Todo ello, cuestiones ideológicas profundas. 

La votación del domingo 9 de noviembre en Cataluña es un simulacro del que no va a salir nada pero ahonda en el guerracivilismo, una lucha fratricida que no será ideológica, sino una guerra de todos contra todos (como en Gamonal), producto del vacío moral en el que ha caído España por alejarse de Cristo. Si lo prefieren, por olvidar sus esencias cristianas.  

El voto más arquetípico de todos, el que mejor muestra lo que está ocurriendo en Cataluña, es el de Durán Lleida. Manifiesta haber votado sí a la primera pregunta y no la segunda. ¿Cómo es posible votar sí a un Estado pero no un Estado independiente Es decir, la muestra de la macedonia mental que reina en Cataluña.

¿Podría pensarse que lo de Durán Lleida es una petición de Estado federal No. Los Estados federales nacen de arriba abajo, no de abajo arriba. O como decía el Papa Francisco, preguntado por Cataluña, una cosa es pedir la independencia de un poder anexionista y otra separar lo que está unido.

Al final, si es verdad lo que dice la Generalitat, que han sido más dos millones de catalanes los que han votado, ojo, porque estamos ante un lavado de cerebro importante. La Cataluña que quiere ser española ha quedado marginada, claro está, pero esa cifra sigue siendo importante: dos millones de votos.

Y el Gobierno español, presa de sus errores, puede incurrir ahora en ilegalidad por dejación de funciones y desobediencia a los tribunales. No es posible solicitar la ilegalidad de esta macroencuesta o simulacro de referéndum y luego, una vez conseguido el respaldo de los tribunales, permitirlo por miedo a las consecuencias. Pues mire usted, Artur Mas ha delinquido, pero usted, señor Rajoy, también haciendo dejación de funciones y desobedeciendo al Tribunal Constitucional. ¿Y entonces qué

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com