Aprovechó la campaña de Jesús Banegas a la CEOE para potenciar su imagen pública. Juega a que la crisis alcance su clímax y forzar un Gobierno de concentración nacional. También juega a fomentar su equidistancia entre el PSOE y el PP. A Rubalcaba le gusta la idea mientras, naturalmente, el PP no está por la labor. ¿Y Zarzuela?

Tras su paso por el Gobierno Aznar, Eduardo Serra desapareció del panorama público hasta no hace mucho. Como pasado por una máquina del tiempo, un Serra algo más envejecido comenzó a pasearse por los platós de televisión. Su particular road show culminó con la presentación del manifiesto Transforma España, el pasado 16 de noviembre, respaldado por un grupo de empresarios y enviado directamente a Zarzuela sin hacer escala en Moncloa, lo que provocó la inmediata reunión de Zapatero con el G-37, los empresarios más poderosos del país. Por cierto, el manifiesto era un prodigio de ambigüedades e inconcreciones.

¿Por qué al Rey y no al presidente? En un desayuno organizado este jueves por Nueva Economía Forum, uno de los firmantes, Jesús Banegas, argumentó que existe un vacío institucional que obliga a recurrir a la Corona. El nombre elegido -autoelegido- para dar cobertura a la iniciativa fue el de Eduardo Serra, hombre del Rey y también de los Estados Unidos en España. Precisamente Serra fue el encargado de presentar a Banegas y, de paso, cultivar su imagen ante los medios.

Pero los planes de Serra van más allá. Esa transformación del país tiene que pasar por su persona en forma de Gobierno de Concentración Nacional con él como presidente. El momento es ideal: el descontento popular ante la crisis económica se suma a la desconfianza existente en el mundo económico hacia Zapatero, aunque, ojo, también hacia Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno se despierta cada día con la marca de una bofetada atizada desde el exterior. Este miércoles Moodys le advirtió de que desconfía de las medidas anunciadas y considera que el sistema bancario español debe aflorar las pérdidas latentes de sus activos inmobiliarios (sea vendiendo los pisos a menor valor, sea actualizando sus precios. Dos formas distintas de llegar a lo mismo: números rojos). Un día después, la colocación de la deuda Española alcanzó su máximo desde el año 1997, a lo que el Gobierno tendrá que responder acelerando la reforma de las pensiones, según cuenta este jueves Expansión. Y el viernes, el presidente acudirá a la reunión del Consejo Europeo, donde es visto por sus colegas como el responsable del lastre que España supone para la UE.

En todo este guirigay ¿quién mejor que un hombre que fue secretario de Estado con González y ministro con Aznar para garantizar la equidistancia, la asepsia política, que Eduardo Serra? Serra es el amigo americano, el hombre del Pentágono y de la Casa Blanca en España. En el plano internacional, supondría que Obama dejaría de lado a ZP, si es que alguna vez le tuvo en cuenta. Quien no tiene nada que perder es el PSOE. De hecho, a quien más puede agradar la idea es a Alfredo Pérez Rubalcaba, de quien todos hablan como el sucesor, pero que se siente empujado por su partido a presentarse a unas elecciones que en estos momentos ningún socialista puede ganar. Desde luego, en el PP la idea no hace ni pizca de gracia; Mariano Rajoy ha estado mucho tiempo sentado para ver pasar el cadáver político de Zapatero como para dejarse ganar ahora que el aroma de la Moncloa es tan intenso. Con las encuestas en la mano, bastaría el apoyo de PNV y CC para pasar el trámite de la investidura.

En todo este esquema cabe también la posibilidad de que nacionalistas vascos y catalanes optaran por un Gobierno de concentración descafeinado, que dejara fuera al PP. Dos pájaros de un tiro para CiU, teniendo en cuenta que a Artur Mas le interesa arrinconar a los populares.

Por cierto, toda esta estrategia suena a golpe de Estado institucional, sí, pero es seguida con interés desde la gran empresa española, que ya no sabe cómo librarse de ZP pero que tampoco confía en Rajoy. Y Zarzuela ¿qué opina de esto? ¿No debería haber desautorizado el envío de Serra o remitir el famoso manifiesto a Moncloa, sin abrir el sobre? Por lo demás, el amigo americano busca también vengarse de José María Aznar y del PP, de quien fuera minsitro. Serra considera que Aznar prescindió de él despues de utilizarle.

Mariano Tomás

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