Si hubiesen quebrado Morgan Stanley, Goldman Sachs, Citi, BoA, Morgan, AIG, HSBC, Deutsche, etc, el capitalismo no habrá muerto, habría resucitado convertido en liberalismo. El chantaje de los especuladores a la sociedad, con el apoyo de Barack Obama, ha funcionado y, un año después de la quiebra del LB, han vuelto a las andadas. Ha sido la gran oportunidad perdida y la crisis se ha convertido en permanente

El 15 de septiembre de 2008 quebraba Lehman Brothers y aún hoy nos preguntamos por qué, dado que el todavía presidente George Bush, apoyado de inmediato por el entonces candidato demócrata, Barack Obama, se empeñó en salvar a todos los especuladores de Wall Street y provincias adyacentes.

Sin embargo, la cosa había comenzado un año antes. No olvidemos que la actual crisis comenzó en agosto de 2007, cuando estalló la burbuja especulativa de las hipotecas basura, y con ella todo el hedor que desprendía la economía virtual de Wall Street.

De inmediato, todo Occidente se partió en dos: los partidarios de que la ciudadanía se rascara el bolsillo para cubrir el agujero dejado por los bancos, fondos, aseguradoras y casas de bolsa dados a la especulación y el apalancamiento y quienes aplicaban los principios liberales: el que la hace la paga y si los bancos tienen que quebrar, que quiebren, como le ocurre a cualquier industrial o comerciante. Al tiempo, se protege el dinero del ahorrador hasta unos límites y los demás que paguen, o bien su codicia, o bien su confianza en los codiciosos que prometían una rentabilidad propia de los juegos de azar a sus inversiones.

La campaña para las Presidenciales norteamericanas constituyó el mejor termómetro. Los demócratas progresistas, Obama, Clinton, Biden, Pelosi, todos ellos aborteros, feministas y pro matrimonio homosexual apoyaron al ultraconservador Bush en la primera de las teorías: había que

salvar a los especuladores a costa de darle a la máquina de hacer billetes, vaciar el bolsillo a los ciudadanos con impuestos y endeudar a un par de generaciones. El candidato republicano John McCain siempre he creído que perdió su única baza de victoria- dudó, pero terminó por sumarse a los planes de recate (que han salido por la friolera de 2,5 billones de dólares sólo en Estados Unidos). Sólo la candidata a la Vicepresidencia por el Partido Republicano, Sarah Palin, se comportó como una verdadera liberal con su famosa frase: Los americanos tenemos que levantarnos cada mañana dispuestos a luchar para que no nos chantajeen con nuestros ahorros. De inmediato, los asesores de McCain le redujeron al silencio.

Esa es la palabra clave: chantaje. Una sociedad tan bancarizada como la nuestra, una economía tan bolsarizada como la nuestra, termina siempre en el chantaje del especulador: si no me salvas ten en cuenta que yo me hundiré pero conmigo se hundirá tu pensión, como recordara ese genial número cómico de la televisión británica: La última risa.

Ya había quebrado Bear Stearns pero faltaba uno de los grandes entre la banca de inversión, el único que los dueños del sistema dejaron caer: Lehman Brothers. Un tejido de relaciones personales y personalísimos orgullos hizo que el banco de inversión más próximo a los demócratas fuera abandonado a su suerte en lugar de ser salvado, como ocurrió con el resto.

¿Pasó algo grave tras el cierre de LB? No, absolutamente nada. Sus clientes eran gente que no pasaba apuros a fin de mes, que después de cubrir sus necesidades primarias aún le sobraba dinero para invertir. Es verdad que algunas clases medias, por ejemplo en España, por ejemplo clientes de Banif, se han quedado sin su dinero pero el Lehman no le ha costado dinero al conjunto de los ciudadanos, tampoco a los que no llegan a fin de mes.  

Sin embargo, el sistema político no toleró más Lehman. Si se hubiera dejado caer a Morgan Stanley, Goldman Sachs, Citi, BoA, Morgan, AIG, HSBC, Deutsche y compañía, tal y como proponía Sarah Palin, habríamos terminado con la especulación y se habría hecho justicia. Se habría cambiado el modelo económico del capitalismo financiero y habríamos llegado ¿al socialismo?, no, por supuesto, habríamos llegado al liberalismo y la propiedad privada sería de nuevo, un derecho inalienable de la persona. Por contra, ahora los especuladores han vuelto por sus fueros, más insolentes que nunca, sabedores de que, si vuelven a las andadas, entre todos volveremos a reintegrarles el dinero perdido. Que no lo quieren para gastarlo, sino para seguir especulando.

Muchos medios especializados, casi todos esclavos del pensamiento Wall Street, aseguran que el capitalismo estuvo a punto de morir tras la quiebra del Lehman. Lo cierto es que el capitalismo financiero, la especulación y el apalancamiento, habrían en efecto, fallecido, pero el liberalismo y la justicia social habrían resucitado. Por contra, ahora hemos entrado en la crisis permanente. Barack Obama es el principal responsable de ello, seguido de los líderes europeos que han seguido su estela que, encima, presentan como progresistas. Gordon Brown y Ángela Merkel, principalmente.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com