• Un consenso que según la vicepresidenta, que lidera el ala más infanticida del Ejecutivo, "todos queremos".
  • Vamos, que el proyecto de Ley Gallardón aún empeorará, será más homicida. De ello se encarga la abortera Soraya, vaya que sí.
  • Cataluña. Tras imponerse a Margallo, Soraya insiste en la línea dura: el referéndum es ilegal, lo que importa es la crisis, la soberanía reside en el pueblo y tenemos que votar todos los españoles".
  • Enésima intervención de la vicepresidenta para explicarnos el plan de reducción de la burocracia.
  • Cataluña, qué coñazo. "No vamos a consentir actuaciones contrarias a la Constitución, Y el referéndum lo es".
  • Lo mismo de siempre: lo que importa es la crisis y la secesión no es posible porque es ilegal.
  • El aumento de cotizaciones sociales es para defender las pensiones futuras.

Consejo de Ministros del 17 de enero. Cuando la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría (en la imagen) no tiene nada que decir, nos informa sobre el plan de reforma de las administraciones públicas, una cuestión por la que pretende pasar a la historia. El problema es que la reforma del Estado es algo tan simple como reducirlo a la menor expresión, pero eso se cuenta en dos palabras, y las reformas no pueden contarse en dos palabras. Doña Soraya utiliza alguna más.

Y como el asunto aburre, los periodistas prefieren ir por otra vía, por la vía de la ley del aborto, que, al parecer, es propia de ultraderechistas pero la izquierda progre no es capaz de despegarse de ella.

El viernes 17 Soraya daba un paso fundamental. Por primera vez hablaba de lograr un consenso en materia del aborto, un consenso que -los ojos se le iluminaron en ese momento- "todos queremos". En plata, todavía más aborto. Al parecer no basta con volver a la ley que ha provocado 100.000 homicidios de inocentes al año sino que hay que ir más allá. No para contentarnos con las brujas feministas del PSOE, algo que nunca logrará, sino con las brujas feministas del PP y a otro elemento como Monago, el bombero pirómano.

Insisto: la vicepresidenta representa el ala dura más homicida del Gobierno en materia de aborto. Es la más abortera de todo el Ejecutivo. Prepárense para lo peor.

El otro asunto que interesaba a la canallesca es Cataluña. Resumamos el asunto: Soraya se ha impuesto a Margallo, partidario de lograr un entendimiento con la Generalitat. Y así, repite como política del Gobierno, no, como antes, de una parte del mismo, los cuatro axiomas básicos: el referéndum de Artur Mas es inconstitucional y el Gobierno está para cumplir la ley.

En segundo lugar, lo que importa es la crisis, no la cuestión territorial.

Tercero: la soberanía reside sobre "el conjunto del pueblo español".

Tiene razón en este último, en efecto, en un referéndum independentista deberíamos votar todos los españoles porque Cataluña, o cualquier otro territorio, es de todos.

En los otros dos no. Claro que la ley hay que cumplirla, pero el Gobierno se dedica a hacer leyes que supone un incumplimiento de la anterior en cuanto las modifica.

Y no, no sólo de economía vive el hombre, por ejemplo, vive de derechos: derecho a la vida, sin ir más lejos.

Guinda final: la vicepresidenta justifica la subida de las cotizaciones sociales por pagos en especie, dado que así se aseguran el pago de las pensiones. Está claro, doña Soraya: lo que no se asegura es que las cuitas seguirán mermando la capacidad de creación de empleo. Pero, sobre todo, para defender las pensiones futuras, no para defender a los presentes… y de paso para sumergir la economía. Al parecer, el partido que iba a bajar los impuestos es el que más los ha subido.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com