Y mientras el mundo del crudo entra en ebullición, el presidente norteamericano George Bush no se fía de sus aliados árabes. Por eso, la Casa Blanca insiste en que Occidente no puede depender del Golfo Pérsico, lo que es tanto como decir que la energía nuclear debe ser la clave del futuro.

 

Independiente de que el actual presidente gane las elecciones del próximo mes de noviembre, lo cierto es que sobre la cuestión nuclear empieza a haber un cierto consenso en la sociedad norteamericana.