En cualquier caso, al menos se mantienen como cajas, mantienen su obra social y no parecen tener necesidad de 'acudir al mercado' para captar fondos. Como han hecho las cajas de ahorros durante décadas, a veces siglos (Caja Madrid la fundó el padre Piquer hace más de 200 años). Sí, ya sé que en este caso hay un problema: la infiltración de los proetarras de Bildu, que controlan Guipúzcoa, pero espero que el inteligente Mario Fernández, presidente de la BBK y se supone que al de resultante.
Tampoco me gusta la fusión en sí, porque el agente económico más eficiente siempre es el más pequeño, pero eso nos llevaría mucho más lejos.
En cualquier caso, lo que demuestran las cajas vascas es que no todo tiene que ser sociedad anónima. Y demuestra, sobre todo, que la mayor estupidez económica del Gobierno Zapatero -y mira que ha hecho unas cuantas-, ha sido la desaparición de las cajas de ahorros y su conversión en bancos. Con ello sufrirá la obra social, sufrirán las empresas estratégicas de las que las cajas son soportes y, de paso, estamos hundiendo el sector bancario. Sólo ganan los especuladores financieros.
Por cierto, las cajas de ahorros no han caído por ser cajas sino por comportarse como bancos, algunas como bancos de inversión. Bueno, por eso, y por la precitada y puñetera reforma.
Eulogio López
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