Oigo a Isabel San Sebastián en la linterna de Colmenarejo, que el Gobierno Zapatero se enfrenta a una mujer con dignidad, en referencia a la marroquí Aminatu Haidar, que lleva 17 días en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote.

Haidar no acepta la nacionalidad española como vía de escape de un túnel que le conduce a la muerte.

La causa de Haidar puede ser noble, la cobardía del Gobierno español -y de anteriores gobiernos, que esto empezó con el cambio de opinión de Felipe González- hacia Marruecos es grande. Sobre todo desde el 11-M, donde más de uno piensa, pensamos, que Marruecos estuvo implicado. Alguien algún día, deberá poner coto a los desmanes de Mohamed VI y España tiene pendiente liberarse del chantaje de Rabat, en el doble sentido de hacer frente a la dictadura marroquí, de enseñarle los dientes en Ceuta y Melilla y de obligar al gueto magrebí residente en España (ellos son los que han creado un guetto anti-español) que debe respetar las costumbres del país que les acoge o marcharse.

El ministro Moratinos, cogido entre el terror que siente por Marruecos y el que manifiesta ante la progresía de los de la ceja, ha optado por enervarse, es decir, que se le han debilitado los nervios, que se han enervado.

Ahora bien, dicho todo esto, aclaremos que la postura de Haidar tiene poco de digno. Es comprensible su desesperanza pero no su chantaje.

Suicidarse, o poner en peligro la propia vida, no tiene nada de digno, pues no hay peor homicidio que el suicidio, que no es dar la vida por nadie, tampoco por una causa sino chantajear para salirse con la suya.

Y encima el pérfido Moratinos envía a Zerolo para negociar: ¿qué harían ustedes si llevaran 17 días sin comer y se topan con el ilustre miembro del Comité Federal del PSOE?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com