Tras la Junta de Accionistas de ACS de 2009, a preguntas de Hispanidad, Florentino Pérez admitió que no descartaban llevar a los tribunales su entrada en Iberdrola. Entonces, dice un año después el Presidente de ACS, no tenían claro si la argumentación de Sánchez Galán era bienintencionada. Tras el cese del consejero nombrado por ACS en la Junta de Accionistas de 2010, a Pérez le ha quedado claro que lo de que no había silla iba realmente con mala uva: Este año hemos visto que la intención era no dejarnos entrar.
Por eso no hay nada que pueda evitar la impugnación del cese. El caso está en manos del buffette Clifford Chance, concretamente de Javier García de Enterría, uno de los principales expertos españoles en derecho mercantil.
Florentino ha perdido la inocencia y ya nadie le quita la idea de la cabeza, ni siquiera el hecho de que la impugnación puede tardar años en resolverse: Somos respetuosos con los tribunales. Valoramos esa posibilidad, aunque no sabemos realmente cuánto puede tardar. Tenemos derecho a defendernos ante la Justicia.
La clave es que ACS se considera propietaria de Iberdrola, principal socio de referencia y no entiende que el primer accionista no esté representado (recordemos una vez más que ACS cuenta con un 7% de las acciones más el 5% en derivados). Ni siquiera les convence el argumento de que Iberdrola y ACS son competencia porque en la Junta de Accionistas de la eléctrica nadie sabía que iba a nombrarse consejero a José María Loizaga. Loizaga fue consejero durante los siete minutos que pasaron desde su aprobación el Consejo hasta su rechazo en la Junta.