Todavía hoy, casi siete años después, las elecciones se celebran entre bombazos que provocaron más de 30 muertos y el país está dividido. Pasará mucho tiempo antes de que la libertad sea lo habitual en Irak. No, Bush no debió invadir Irak.
En el extremo opuesto se mueve nuestro premier, Rodríguez Zapatero. Ayer estuve en el médico. Un especialista, apenas le conozco de nada. Lo primero que me dijo fue: Oiga y ustedes, los periodistas, que son los que mueven a la gente, ¿no pueden hacer que este tío se vaya?. En estos momentos en España, no hace falta explicar quién es este tío, ése cuya definición es que hay que echarle. Al parecer, una extraña unanimidad reina en un pueblo acostumbrado al enfrentamiento permanente.
Y una de las unanimidades más renombradas es acerca de la cobardía de ZP, que abochorna a todo español que respeta a su patria. Su mansedumbre con Hugo Chávez sólo provoca que el tirano se crezca en la injusticia, insulte, mienta, etc. y cometa más injusticias.
Con Marruecos, más de lo mismo. No olvidemos que en España tenemos una quinta columna, una colonia de marroquíes que ha formado guetos y que, al menos en una parte significativa, odia lo español y sigue sintiéndose fiel al monarca descendiente de Mahoma.
Aznar, en una de sus escasas buenas acciones, le paró los pies en Perejil, y yo tengo la convicción de que el Gobierno marroquí sabe mucho más del 11-M de lo que debería saber.
¿De qué ha servido la cobardía, la inacción, el silencio vergonzante, de ZP ante Rabat y ante el mundo islámico durante seis años, tras el 11-M? Ha servido para que el tirano de Marruecos se crezca. Y sí, ha servido para que ZP preste a los españoles más cobardes la imagen de pacifista que le ha permitido mantenerse en el poder a pesar de su desastrosa gestión.
Supongo que si el cobarde ZP se mantiene en el poder mucho más tiempo, Mohamed VI no invadirá Perejil, sino Ceuta y Melilla y una vez más, se aprovechará de la traición de las tropas españolas de origen marroquí acuarteladas en las dos plazas africanas. ¿Se imaginan ustedes a ZP enviando al Ejército a recuperar Ceuta y Melilla invadida por marroquíes, en una especie de nueva marcha verde? ¿Verdad que les resulta difícil de imaginar?
Seis años después del 11-M, a ZP se le ha terminado el vergonzoso plazo que le otorgó el chantaje islámico.
Y ojo con Granada, que es Ceuta y Melilla pero está siendo invadida por el gueto islámico que se niega a integrarse en la occidental sociedad española. En algunas zonas de la capital emplean su propia moneda como instrumento de cambio. Y ojo, porque ya se sabe que el musulmán respeta al cristiano mientras esté en minoría y sólo entonces,
Van Rompuy, el presidente del Consejo Europeo, le dio una lección a ZP en Granada, donde celebró la Cumbre entre Europa y Marruecos. El monarca tirano no se dignó acudir pero su primer ministro leyó un discurso sobre el Sahara que no iba dedicado a Bruselas, sino a Madrid, antigua potencia colonizadora. La respuesta fue doble: mientras ZP se refugiaba en la cobarde alusión a la postura de Naciones Unidas -tan exigente con Rabat como incumplida y olvidada- Van Rompuy respondía a la petulancia africana con una exigencia de respeto a los derechos humanos en el Sahara, antes de reivindicar su anexión.
Ése es el punto intermedio entre la violencia agresiva de Bush y la cobardía de ZP: la palabra. Y la palabra es el arma más poderosa que hay, la que más daño ha hecho a tiranos como Chávez o Mohamed VI.
El 11-M llevó al poder a ZP contra todo pronóstico. Ha presidido España sobre 192 cadáveres y ha sacado tajada de ello. A cambio, ha mostrado sumisión ante la soberbia islámica y ante el aliado del fundamentalismo islámico, el peligroso majadero venezolano Hugo Chávez. Y no es por asustar, pero quien no aprende de sus errores acaba cometiéndolos de nuevo, adaptados y aumentados.
Eulogio López
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