- Los medios y las empresas rastrean las redes sociales en busca de datos personales para conquistar usuarios.
- El robo a Yahoo de 500 millones de cuentas de usuario es el último episodio, pero no ha sido el único ni el último.
- En España, la Agencia de Protección Datos investiga a Google para saber si vulnera el secreto de identidad.
- Al intercambio de datos entre Google y Facebook se ha unido también el de Facebook y WhatsApp.
- El usuario, que no es tonto, se está empezando a mudar a otras aplicaciones de mensajería instantánea.
"Cuando un producto es gratis, el producto eres tú. No hay nada gratis en el mundo", se decía recientemente en el
Twitter de la
Fundación Telefónica. El propio Ceo de la operadora,
José María Álvarez Pallete, también dejó la misma idea en uno sus tuit, este verano. Es obvio, básicamente porque todos quedamos expuestos. Pero hay un paso más, si añadimos que ese
tráfico de datos personales en la web se convierte también en un
negocio. Entonces, las alertas se disparan.
Pero eso, no otra cosa, es lo que empieza a
alarmar a muchos, que pasan a la acción, mientras otros muchos siguen la inercia y se convierte, paradójicamente, en el objetivo de los ojos curiosos que les miran.
Los que pasan a la acción están comenzando a mudarse a otras aplicaciones de mensajería instantánea.
La última tormenta ha venido de
Yahoo, que ha confirmado que en 2014 sufrió un ataque a su red, lo que supuso el robo de información asociada con al menos 500 millones de cuentas.
En los
datos robados hay de todo: nombres, direcciones de correos, teléfono,
contraseñas, fechas de nacimiento…, salvo contraseñas no protegidas, datos de
tarjetas de crédito o
cuentas bancarias, según la compañía. Para temblar.
El fiasco de la confesión podría afectar a la planeada compra por Verizon -lo anunció en julio-, de los principales negocios de internet de Yahoo por 4.830 millones de dólares. Verizon, ahora, prefiere pensarlo mejor.
No lo duden, hay
redes sociales, aplicaciones, medios, empresas que
bucean en un océano de datos personales para analizar comportamientos, preferencias, a pesar de que no todo es el legal para hacerlo. No es
espionaje, pero se le parece mucho.
El debate se ha acalorado a raíz del anuncio de WhatsApp que comenzará a compartir información con los usuarios de
Facebook, con fines comerciales (el usuario es el producto, aunque no paga) o la falta de privacidad que supone la instalación del juego
Pokémon Go en el teléfono móvil del juego, con el que se entrega hasta los recorridos que uno hace.
Todo eso, en fin, proporciona un ingente número de datos, cuyo recorrido posterior es incierto y, al menos aparentemente -uno no ve nada-, sin límites.
Google y Facebook tienen sus propios métodos para conquistar, por esa vía,
publicidad online. Algo está reclamando, por tanto, una
mayor protección legal. Entre esos datos hay también muchos
datos sensibles.
Y todos ellos, WhatsApp, Facebook, Google, acumulan nuestros datos personales, que
utilizan para sugerir publicidad. Por eso también, cuando se utilizan las redes sociales, esas plataformas pueden hasta realizar
sugerencias provocativas para seguir a otros usuarios.
Añada a todo lo anterior, la última
investigación a Google de la Agencia de Protección de Datos en España. La razón está en las comunicaciones de la compañía con página web radicada en EEUU y gestionada por la
Universidad de Harvard, con información no anonimizada sobre solicitudes de retirada de resultados en búsquedas por nombre.
La agencia se apoya en el
pronunciamiento del Tribunal de Justicia de la UE sobre el
derecho al olvido y por los datos personales que Google hubiese facilitado a terceros sobre los solicitantes, particularmente a la organización estadounidense. En función del resultado, la multa prevista es de 150.000 euros.
Lo dicho al principio: "Cuando un producto es gratis, el producto eres tú".
Rafael Esparza